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En la mayoría de los hogares españoles, este electrodoméstico se utiliza para poco más que calentar la leche del café, la comida que sobró el día anterior o el biberón, y hay quien ha descubierto que es también un eficaz descongelador de alimentos. Pero cada vez son más las cocinas en las que el microondas ha ocupado ya su merecido lugar casi en igualdad de condiciones que sus compañeros, el horno y la vitrocerámica, porque es muchísimo el provecho que le podemos sacar para elaborar –y no solo para calentar– una gran variedad de platos, y además con un resultado más saludable, rápido y limpio que con otras técnicas más tradicionales. Haz como los mejores cocineros y comienza a aprovechar las estupendas ventajas de tu microondas.
¿Cómo funciona?
El microondas emite un tipo de ondas electromagnéticas (llamadas, precisamente, “microondas”), que hace vibrar rápidamente las moléculas de agua que contienen los alimentos. Esta vibración produce calor. Sabiendo esto, es fácil adivinar por qué los alimentos con alto contenido en agua normalmente se calientan y se cocinan mejor en el microondas que los más secos.
Entre sus ventajas, destaca su rapidez de calentado, que permite preparar muy diversos alimentos en pocos minutos. Sin embargo, a diferencia del calor que emite el horno convencional, el calentamiento no es homogéneo y solo penetra dos o tres centímetros en el alimento, por lo que suele ser necesario remover varias veces o trocear la comida para que se cocine o se caliente por completo.
¿Es seguro su uso?
La seguridad de los microondas ha sido ampliamente estudiada por organismos reguladores, que concluyen que el uso alimentario de este aparato no tiene ningún efecto dañino para la salud.
Ya en 1992 la Organización Mundial de la Salud aseguró que “no se posee ninguna información para apoyar la discusión que la cocina con microondas induce cualquier sustancia tóxica o efectos dañosos únicos a este proceso. No hay ninguna prueba científica que diga que los productos de alimentación preparados en microondas presentan cualquier peligro para la salud de los consumidores, siempre y cuando se sigan las instrucciones de los fabricantes”.
Más concretamente, en los últimos años ha habido ríos de tinta sobre el posible efecto cancerígeno de las microondas en contacto con los alimentos. Hay mucho por estudiar a este respecto todavía, pero no se ha demostrado científicamente que tenga dicho efecto.
Ante la duda que muchas personas se plantean sobre si el microondas es capaz de acabar con los microorganismos presentes en los alimentos al igual que los procesos de cocina tradicionales que emplean altas temperaturas en tiempos de cocción más largos, hay que decir que si logramos que la comida adquiera una temperatura uniforme (sin zonas frías o crudas), acabaremos con esos microorganismos peligrosos.
Recipientes y utensilios especiales
Es muy habitual calentar la comida directamente en los recipientes en los que los conservamos.
Ten en cuenta que solo se pueden introducir en el microondas aquellos que lleven escrita la leyenda “apto para microondas” o que lo indiquen mediante un símbolo. Si usamos recipientes y otros materiales no aptos, corremos el riesgo de que pasen a la comida sustancias tóxicas perjudiciales para la salud.
Como norma general, se pueden introducir en el microondas los recipientes de vidrio, porcelana, loza o cerámica, así como papel absorbente o de horno, los moldes de papel, el film transparente o las bolsas de cocción para horno.
Hay que tener especial precaución con los metales: no se debe introducir jamás papel de aluminio, cubiertos ni vajillas con elementos metálicos, ya que estos reflejan las microondas contra las paredes del horno y este puede averiarse y dar lugar a un incendio.
Si tienes que comprarte un microondas nuevo y quieres cocinar con él, ten en cuenta la capacidad (en litros) y la potencia.
¡No pierdas nutrientes!
Siempre que cocinamos los alimentos se produce una pérdida de vitaminas y minerales. Solo si el método de cocinado es rápido, sin un exceso de temperatura y se utiliza una mínima cantidad de líquido es posible retener la máxima cantidad de nutrientes. Esto es lo que se consigue cocinando con el microondas.
Si usas tu microondas con una pequeña cantidad de agua para cocinar la comida al vapor, cúbrela bien con una tapadera específica para ese uso. Retendrás más vitaminas y minerales que con casi cualquier otro método para cocinar. Al cocerse los alimentos en su propio jugo, además apreciarás mejor el sabor real del alimento.
¿Cómo es el tuyo?
- Microondas sin grill: Son los modelos más sencillos.
- Calientan y descongelan los alimentos de manera aceptable.
- Con ellos se pueden cocinar algunos platos sencillos, pero no merece la pena intentarlo con recetas más elaboradas.
- Microondas con grill: Tienen más prestaciones:
- Calientan, cocinan, doran, gratinan y asan los alimentos.
- Incluso permiten combinar la descongelación y el cocinado de un plato, que es justo lo requieren los preparados precocinados.
El grill es la resistencia eléctrica situada en el techo interior del microondas, que emite calor seco y consigue que la superficie de los alimentos quede dorada.
Cocinar al vapor con microondas es una buena opción, sobre todo las verduras, porque tienen menos contacto con el agua.
Trucos para lograr el punto perfecto
- Pasta y arroz: En crudo, se cuecen en el microondas de manera parecida a la tradicional (tres parte de agua por cada parte de alimento). Para calentarlos una vez cocinados, conviene removerlos para que el calor se reparta de manera homogénea.
- Sopas y platos con mucho líquido: Lo mejor es servirla en raciones individuales para que se caliente más rápido. Ponle la tapadera al plato para evitar salpicaduras.
- Verduras y patatas: Ponlas en un recipiente, solo mojadas o con un chorrito de agua, y cúbrelas con la tapadera. Caliéntalas unos minutos, remuévelas y vuelve a calentar hasta que queden como deseas. Se cuecen antes cortadas en trozos pequeños, pero algunas se pueden cocinar enteras y con cáscara (calabacín, patata, berenjena, tomate...), haciéndoles antes unos pequeños cortes. No te pases con el tiempo y la potencia, porque se deshidratan fácilmente.
- Carnes: Si reduces la potencia a la mitad, se cocinan mejor por dentro sin que se reseque la superficie.
- Queso y huevo: Se endurecen con facilidad. Es preferible cocinarlos a media potencia calentarlos poco tiempo. Los huevos no deben cocinarse nunca con cáscara, porque explotan.
- Pescados: Quedan muy jugosos cocinados solo con un chorrito de aceite, un poco de agua, sal y limón. Puedes acompañarlos con verduras troceadas para que se hagan en el mismo recipiente.
Otros usos sorprendentes de tu microondas
- No llores más con la cebollas. Córtale los extremos y ponla en el microondas a máxima potencia durante 30 segundos. Al trocearla, no se te caerá ni una lágrima.
- Naranjas con más zumo. Mete cualquier cítrico en el microondas durante 15 o 20 segundos a potencia máxima. Se ablandará su piel y obtendrás una mayor cantidad de zumo.
- ¿Sal húmeda? La secarás fácilmente si la viertes en un plato y la calientas durante unos 15 o 20 segundos en el microondas.
- Miel cristalizada. No la tires, porque se puede recuperar. Solo tienes que meterla en el microondas, sin tapa durante al menos 20 o 30 segundos. Seguramente tengas que removerla un poco y calentarla otro medio minuto más para que vuelva a estar del todo líquida.
- Hierbas aromáticas. Si tienes alguna maceta de hierbas comestibles y quieres conservar por más tiempo su aroma y sabor, ponlas sobre un plato y caliéntalas durante un minuto en el microondas a potencia máxima.
- Aceite aromatizado instantáneo. No hace falta que lo dejes macerando durante semanas. Puedes elaborarlo siempre que lo necesites. Solo tienes que echar en un vaso la cantidad de aceite deseada e introducir en él guindilla o romero. Caliéntalo durante 30 o 40 segundos y ya está listo.
- Revive tu máscara de pestañas. Cuando se seca ya no se puede utilizar, pero hay solución gracias al microondas. Caliéntala en el microondas durante 30 o 40 segundos junto a un vaso con agua.
- Esponjas y paños de cocina como nuevos. Si quieres desinfectarlos, caliéntalos en el microondas durante tres o cuatro minutos a máxima potencia. Eliminarás casi todas las bacterias, sin usar ningún producto químico.
Las palomitas de maíz, fuente de antioxidantes naturales, quedan estupendas en el microondas
Comida de bebé ¡Pruébala antes!
Es posible que el biberón o el tarrito que has calentado para tu hijo parezca que está frío al tocarlo por fuera, pero el líquido o la comida en su interior puede estar muy caliente, y si se lo damos de inmediato puede quemarse. También puede ocurrir lo contrario: que el recipiente esté ardiendo al tacto, pero la comida esté totalmente fría o apenas tibia. Por eso nuestra recomendación es que pruebes siempre cualquier alimento o bebida antes de ofrecérsela a tu bebé.
También es conveniente calentar los tarritos y biberones sin tapa, ya que el aumento de volumen de la comida o del líquido al calentarse y el vapor que se condensa en su interior pueden hacer que el recipiente explote.
¡Fuera gérmenes! El microondas y la tapa con la que cubres la comida deben estar relucientes en cada uso. No dejes que se acumulen la grasa y las salpicaduras.