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Están acostumbrados a verla en la televisión, los cómics o los videojuegos, pero para ellos la muerte es algo ajeno. Sin embargo, cuando golpea a una familia, cuando se produce un fallecimiento real, el niño o la niña pueden llegar a sufrir un shock. Por eso es tan importante que los adultos sepan cómo hablarle a cada niño del tema.
Dile siempre la verdad
Para decirle a un niño que un ser querido ha muerto hay dos normas: debes ser claro, para que te entienda, y no contarle nada más que la verdad. «Hay que decirle el ser querido que ha fallecido ha muerto y que ya no va a verlo más», explica el psicólogo clínico Fernando López. Puedes añadir que lo vais a añorar y que estará en vuestro recuerdo, pero el mensaje ha de ser claro: ya no volverá. Eso sí, trata de adaptar el mensaje a la edad del niño.
Dale un mensaje que pueda entender
Mensajes como «el abuelo está en el cielo» o «está en una estrella» son confusos y pueden hacer creer al niño que el fallecido volverá. Y no es así. Como los niños pequeños solo pueden absorber cantidades limitadas de información, las explicaciones deben ser breves y sencillas; a ser posible, sin metáforas de ningún tipo.
No le ocultes tus emociones
No hablar en casa de un asunto como este, que afecta a toda la familia, envía al niño un mensaje equivocado. «Al niño no se le puede aislar de las emociones que viven los adultos –asegura López–. Él sabe qué ha ocurrido y tiene que aprender a gestionar esas emociones. Eso pasa por no ocultar los sentimientos de tristeza cada uno».
Enséñale a manifestar sus propias emociones
«Es importante ser receptivo a todas las preguntas que te haga, y contestárselas –explica Fernando López–. Y hay que observar su comportamiento: puede no apetecerle jugar o estar con sus amigos, buscar más cariño familiar... Ahí es donde veremos si el niño está distinto y lo está pasando mal».
Dale apoyo, comprensión y cariño
«Es un error distraer a los niños para que no piensen en el suceso en lugar de enseñarles a gestionar y vivir la tristeza. Hay que dejarles llorar y, a la vez, darles apoyo y cariño», explica López. Y también hay que enseñar al niño a manifestar sus emociones: a través del llanto, del dibujo, con frases del tipo «echo de menos a mamá» o «echo de menos al abuelo»… Hay que enseñarle que lo que está sintiendo es, pura y llanamente, tristeza, y que eso es normal.
No lo apartes de las ceremonias de despedida
Si el niño es lo bastante mayor como para comprender el funeral o el entierro, los psicólogos recomiendan que participe en ellos. «A partir de los diez años, el niño ya comprende perfectamente lo que ha ocurrido y puede ir una ceremonia de despedida o al cementerio a llevar flores, siempre y cuando la familia le explique por qué hace eso». Eso sí, ir al tanatorio no es recomendables; mejor que el niño tenga recuerdos de la persona en vida.
Si es un adolescente, intenta que se abra
Los adolescentes viven con mucha intensidad sus emociones. Por eso hay que darles la posibilidad de que se desahoguen con cualquier persona de la familia. «Si ves que el adolescente tiene manifestaciones de un especial aislamiento o que la pena dura mucho –explica Pérez– es recomendable asistir a un psicólogo para ayudar a orientarlo».
Ofrécele respuestas claras
Comparar la muerte de un ser querido con el sueño o el descanso eterno en paz puede confundir al niño y hacer que tenga miedo de irse a la cama por si se queda dormido y no despierta. Tampoco es recomendable decir que alguien se murió «por una enfermedad». Los niños pequeños no distinguen entre las enfermedades pasajeras y las que son mortales. En esos casos, puede ser útil aclararles que solo una enfermedad grave puede causar la muerte. Y frases como «el abuelito está con Dios» hay que desterrarlas, pues un niño pequeño tiende a entender todo literalmente y puede pensar que Dios también vendrá a llevárselo a él.
DEBES ENSEÑAR AL NIÑO QUE LO QUE SIENTE ES TRISTEZA Y QUE ESO ES NORMAL
4 claves para hablar con un niño
La psicóloga Patricia Díaz Seoane, de la Fundación Mario Losantos del Campo, aporta 4 claves para que hablar con los niños de la muerte sea más sencillo.
- La muerte es universal. «Diles que todos nos vamos a morir, pero que eso no les suele ocurrir a las personas jóvenes. Eso les hará dejar de pensar en posible muerte de los padres, su mayor temor».
- La muerte es irreversible. «No debes utilizar metáforas como que el abuelo está “en las estrellas” o que se ha ido “de viaje”. El niño debe tener claro se ha ido para siempre y que ya no volverá».
- El cuerpo ha dejado de funcionar. «Esa es una explicación que todos los niños entienden. Decir que el fallecido se ha quedado “dormido” puede hacerles coger miedo a acostarse».
- Los sentimientos no se esconden. «Tienen que ver que los sentimientos de tristeza o rabia son normales. Si el adulto los esconde pensarán que son malos y también los ocultarán».