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Los servicios de urgencias atienden casos de atragantamientos en niños con mucha frecuencia. Estos accidentes son consecuencia del paso de un cuerpo extraño sólido al conducto por el que circula el aire hacia los pulmones, que puede quedarse en la laringe o pasar a los pulmones, provocando tos y dificultad para respirar, pudiendo llegar a obstruir por completo las vías respiratorias. Si estas se obstruyen durante más de cuatro minutos, se puede sufrir una pérdida de conciencia que conduzca a lesiones cerebrales que pueden ser graves o incluso provocarse la muerte.
Es uno de los accidentes infantiles más habituales, y no hay duda de que la principal medida de prevención es la atención constante de los adultos hacia los más pequeños de la casa.
Alimentos y objetos peligrosos
Los cuerpos extraños que más a menudo provocan atragantamientos, especialmente a los bebés y niños pequeños, son los frutos secos, ya sean enteros o en trozos, algún trozo de carne que no se ha masticado bien o la piel de la uva y golosinas como las gominolas, los chicles, los caramelos duros o los masticables, que son difíciles de expulsar, ya que se adhieren firmemente a la laringe.
También pueden producirse atragantamientos al ingerir otros objetos que no son alimentos, como pequeños juguetes, monedas o fragmentos de globos. Por tanto, cualquier pequeño objeto que el niño se lleve a la boca es un peligro potencial de atragantamiento.
¿Cómo actuar?
Si el niño se atraganta, hay que practicarle de inmediato las maniobras primeros auxilios necesarias, porque en muy pocos minutos se pueden producir lesiones muy graves.
Colocaremos al niño boca abajo sobre nuestra pierna para que su cabeza se encuentre más baja que el tronco. De esta forma vamos a favorecer la expulsión del objeto que está produciendo el atragantamiento.
- En esta posición, le practicaremos cinco golpes rápidos y moderadamente fuertes en la espalda, en concreto en la zona interescapular, situada entre las paletillas.
- A continuación, colocaremos al niño erquido y le realizaremos cinco compresiones abdominales, situándonos de pie detras de él, pasándole los brazos por debajo de las axilas.
Para que esta esta maniobra sea eficaz, la mano se debe colocar en forma de puño, con el pulgar flexionado hacia dentro, entre la punta del esternón y el ombligo. Se agarra el puño con la otra mano y se realiza un movimiento de presión dirigido al mismo tiempo hacia atrás y hacia arriba. Este movimiento debe efectuarse con fuerza y brusquedad, para facilitar la expulsión del objeto. Debemos indicar al pequeño que intente toser fuerte si le es posible, pero sin inspirar demasiado aire.
Si no sabes qué hacer, pide ayuda
En caso de que desde el primer momento la situación se vea complicada o si el cuerpo extraño no sale de inmediato, hay que pedir ayuda a los servicios de urgencias del teléfono 112. Sus profesionales nos pueden ayudar a mantener la calma y darnos pautas de actuación por teléfono hasta su llegada.
Lo que nunca debemos hacer es meter el dedo a ciegas en la garganta del niño, porque podemos provocarle una obstrucción mayor, como tampoco hay que darle de beber ningún líquido.
Signos de alarma
Si un niño de repente presenta uno o varios de estos síntomas, puede estar sufriendo un atragantamiento:
- No puede toser con normalidad.
- Emite una especie de silbido al pasar el aire por sus vías respiratorias.
- El niño realiza movimientos involuntarios nerviosos, tales como llevarse las manos a la garganta.
- Incapacidad del pequeño para hablar.
- Empieza a ponerse pálido e incluso la piel puede volverse azulada (cianosis).
¿Cómo prevenir estos “sustos”?
Para intentar evitar que nuestros hijos o nietos se atraganten, es muy importante procurar:
- Enseñarles a que mastiquen lenta y cuidadosamente cualquier tipo de alimento.
- Evitar que corran, hablen o rían mientras están comiendo.
- No proporcionarles alimentos difíciles de masticar, como palomitas de maíz o verduras crudas fibrosas, hasta que hayan cumplidos los seis años aproximadamente.
- Procurar que sus juguetes no tengan piezas pequeñas ni redondeadas, que son las que más fácilmente se acoplan a la entrada de las vías aéreas.
- Mantener fuera de su alcance objetos cotidianos de pequeño tamaño que puedan llevarse a la boca, como monedas, pastillas o botones.