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A veces no nos damos cuenta, pero algunos hábitos cotidianos pueden afectar a la salud de los ojos. Aunque la mayoría de las molestias que padecen estos órganos son leves (ojo seco, fatiga), algunas sí pueden llegar a ser graves con el tiempo y afectar a nuestra visión. A continuación, te explicamos algunas prácticas del día a día que perjudican a tus ojos:
1. El uso excesivo de móviles y pantallas
Se calcula que un 30 por ciento de la población padece ojo seco, una patología originada por una mala calidad de las lágrimas o por la incapacidad de las glándulas lagrimales de segregar fluido suficiente como para lubricar el ojo. Los síntomas son sensación de picor o de tener arenilla, enrojecimiento de la conjuntiva y dificultad para abrir los ojos por las mañanas.
El uso prolongado de pantallas puede empeorar estos síntomas: algunos estudios han demostrado que el parpadeo por minuto puede reducirse hasta en un 30 por ciento cuando mantenemos la atención fija en una pantalla. Incluso puede hacer que aparezcan fatiga ocular, picor, ojos enrojecidos, visión turbia, ojos llorosos y tirantez, quemazón...
También se pueden agudizar la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo o la presbicia. Para reducir estas molestias, los especialistas recomiendan usar lágrimas artificiales y, por supuesto, intentar reducir el tiempo al que estamos expuestos a las pantallas. Según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid, permanecemos delante de una pantalla hasta el 60 por ciento del tiempo que estamos despiertos.
2. El tabaco
Los fumadores tienen el doble de posibilidades de sufrir degeneración macular y casi tres veces más riesgo de padecer cataratas que los no fumadores, según un informe del Departamento de Salud y Servicios Sociales de Estados Unidos. Al parecer, esto se debe a la acción directa sobre los ojos de las sustancias tóxicas que contiene el humo del tabaco y también a que el pulmón libera químicos dañinos que llegan al globo ocular a través de la sangre. Además, el tabaquismo es otro factor de riesgo para padecer ojo seco, ya que provoca un estrechamiento de los vasos sanguíneos. Por lo tanto, dejar de fumar tiene muchas ventajas, también para tus ojos.
3. La calefacción y los aires acondicionados
Los espacios cerrados con aire acondicionado o calefacción, los ventiladores, el humo o incluso la contaminación ambiental pueden resecar la superficie del globo ocular y agudizar los síntomas del ojo seco, y aún más en personas que llevan lentes de contacto. ¿Cómo reducir estas molestias? Utilizando lágrimas artificiales y utilizando humidificadores para que el ambiente no sea tan seco.
4. El mal uso de las lentes de contacto
«Las personas que utilizan lentes de contacto tienen más posibilidades de padecer una queratitis infecciosa, una infección corneal causada por una bacteria, virus u hongo que debe tratarse inmediatamente para evitar una pérdida de visión. Asimismo, las lentes de contacto reducen la sensibilidad, provocando una disminución de los reflejos cuando, por ejemplo, nos entra algo en el ojo, pudiendo dar lugar a lesiones graves», explica la Dra. Mercè Morral, del instituto de Microcirugía Ocular (IMO).
Los usuarios de lentes de contacto deben extremar la higiene cuando las manipulan, utilizar soluciones adecuadas para su limpieza y conservación, no usarlas en la playa o en la piscina y no dormir con ellas. Con ello evitarán infecciones.
5. La mala higiene de los párpados
Las personas que padecen ojo seco suelen producir una lágrima muy espesa que, cuando se seca, deja residuos en las pestañas. Esto puede hacer que se obstruya o infecte un folículo, lo que provoca un orzuelo. También, si nos tocamos los ojos con las manos sucias podría aparecer una infección como la conjuntivitis, que, además, es muy contagiosa. Para evitar que ocurra todo esto es necesario tener una higiene palpebral adecuada. Podemos lavar los párpados con jabón neutro o con toallitas específicas para esa zona.
Permanecemos delante de una pantalla hasta el 60% del tiempo que estamos despiertos
Come por los ojos
La alimentación puede hacer mucho por tu salud ocular. La vitamina A, presente en los huevos y también en algunas hortalizas en forma de betacaroteno, como las zanahorias, es necesaria para una buena visión. Su déficit puede causar ceguera. También hay que incluir vitaminas B, E y C; antocianinas (presentes en los frutos rojos) y omega 3 y 6, que previenen contra la degeneración macular.