Seca o productiva, todos la sufrimos de vez en cuando. Casi siempre es inocua, pero debemos conocerla porque puede ocultar una enfermedad grave. Te contamos todo lo que debes saber para controlarla.

1. Guardiana del cuerpo

La tos es un mecanismo de defensa del organismo para mantener la garganta y las vías respiratorias despejadas. Puede ser seca –denominada improductiva– o productiva, en cuyo caso, al toser se expulsa moco o flema. La velocidad a la que el cuerpo expulsa el aire en un ataque de tos es similar a la del sonido: 340 m/s. O, lo que es lo mismo, unos 1.234 km/h.

2. No es una enfermedad

Sufrir un golpe de tos es un síntoma, no una enfermedad. En general, cuando es esporádica no reviste gravedad, pero demasiada tos puede significar que estamos ante una patología o un trastorno. La tos aguda, que ocurre cuando tenemos un resfriado o una gripe, suele desaparecer después de tres semanas. Si se prolonga más, algo no va bien.

3. ¿Cuándo es crónica?

Si la tos dura más de tres semanas nos encontramos ante una tos crónica. El tabaquismo es la causa más frecuente de este trastorno, pero si el paciente no es fumador, lo más probable es que la tos crónica se deba a un proceso asmático, a un reflujo gastroesofágico, es decir, que los ácidos estomacales suben por la garganta, o a goteo retronasal por rinitis, sinusitis…

4. Un síntoma de la EPOC

La tos crónica también es compañera de viaje de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), una enfermedad grave. Así que, si además de tos notas falta de aire, ahogo al hacer esfuerzos o expectoración anormal, acude al médico.

5. Partículas en suspensión

En algunas ocasiones, la tos seca, en la que solo se expulsa aire, se debe a circunstancias temporales, como respirar polvo ambiental o estar expuesto a gases irritantes.

6. La clave, la hidratación

Si tienes tos productiva, es muy importante que tomes muchos líquidos, ya que ayudan a diluir la flema en la garganta y favorecen su expulsión.

7. Tómate una infusión

La miel y el limón son dos remedios que alivian la tos y cicatrizan la garganta. Pueden servir para completar una infusión con hierbas como la equinácea –aunque es mejor tomarla en tintura–, eucalipto, tomillo, salvia, flor de saúco, malva, malvavisco, menta, hibisco, pino, espino blanco, avena, amapola...

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