SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
Entre los 2 y 4 años los niños empiezan a socializar. Este periodo coincide también con sus primeras rabietas. Es la época más incómoda para los padres porque no pueden dar a sus hijos todo lo que quieren pero temen su reacción ante una negativa, sobre todo cuando es en público o están muy cansados después de un día duro de trabajo.
Factores sociales
Hoy nos cuesta más desilusionar a los niños debido a los cambios sufridos en nuestra sociedad. Los padres pasan menos tiempo con sus hijos por el ritmo de vida, por el trabajo o también porque, los que están divorciados, no quieren problemas el tiempo que están con ellos. Saben que dar una respuesta negativa a un capricho del niño desembocará en una discusión, un enfado o una pataleta. Muchos adultos prefieren no pasar por ese rato incómodo que supone tolerar el enfado del niño sin perder los nervios hasta que se le pase.
Que acepte la decepción
Si no frustramos al niño de pequeño, si le consentimos todos sus caprichos, no madurará y se convertirá en el futuro en un dictador, un deprimido o un inadaptado. Ante la pregunta de '¿me lo compras?', hay que cuestionarse si vas a decir que sí para que se calle y te deje tranquilo o porque de verdad se lo merece. Si lo haces para que te deje en paz y no le enseñas a aceptar una negativa, estás generando un futuro tirano. “Lo que de pequeño es un niño enrabietado, se convierte en un futuro en alguien agresivo que, para lograr lo que quiere, utilizará cada vez herramientas más agresivas”, explica la psicóloga Teresa Muñoz del Toro.
Saber distinguir
Ni es bueno ceder en todo ni malo permitirle algunos caprichos. Este es el arte de educar. Muchas veces los niños piden únicamente para medir nuestros límites y ellos mismos enseguida se recolocan si les dices que no.