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Caminar es uno de los mejores ejercicios para mantenernos en forma y proteger nuestra salud. La Organización Mundial de la Salud, de hecho, recomienda andar a paso rápido al menos 30 minutos diarios. Y si no hemos puesto en práctica aún su recomendación, el verano puede ser un momento prefecto para ponernos en marcha.
Mejora la circulación
Y es que, cuando caminamos se activa toda la musculatura de las piernas y se favorece la circulación de retorno (circulación venosa) encargada de eliminar toxinas de nuestro organismo. Asimismo, el salir a caminar es un método antiestrés muy efectivo en los tiempos que vivimos, con exceso de sedentarismo que da lugar a enfermedades cardiovasculares las cuales se agravan con ello.
Caminar por la playa
La playa es un perfecto lugar para ejercitarnos. Además, caminar por la arena está indicado para mejorar la propiocepción de miembros inferiores y pies. Al hacerlo por la arena seca y aunque nos parezca inestable, se favorece el fortalecimiento de la musculatura presente en pies y piernas y ayuda a recuperarlos tras lesiones previas como esguinces de tobillo. El problema es que en esta época del año ya suele estar muy caliente por las horas de sol, así que se ha tener precaución con las quemaduras. Cabe destacar que el andar por el borde del mar sobre la arena mojada no es muy recomendable (si no está completamente plano el terreno) dado que el nivel del mar da una inclinación en la orilla que puede generar sobrecargas tanto en tobillos como en rodillas y caderas por andar en ese desnivel, que da lugar a un bisbalance de cargas al caminar con esa inclinación.
Montaña o asfalto
En estas fechas vacacionales en las cuales solemos hacer mucho turismo en varios ambientes como montaña, grandes ciudades, etc., los consejos básicos a tener en cuenta son utilizar un calzado cómodo transpirable que no acumule calor en su interior porque en épocas estivales son muy frecuentes la aparición de ampollas debido al hinchazón de los pies por el calor acumulado en ellos. Si utilizamos sandalias con los pies al descubierto no hemos de olvidar aportar una hidratación óptima a los mismos ya que el exceso de sequedad de la piel puede dar lugar a talones agrietados cuyas heridas son muy molestas para andar. En caso de realizar grandes caminatas, se recomienda cambiar de calzado en algún momento para que no se genere siempre presión en los mismos puntos. Tras la jornada, es importante hacer baños con agua fría para reactivar la circulación y mantener las piernas elevadas cómodamente para recuperar la fatiga generada en pies y piernas.
También se pueden realizar masajes ascendentes (desde pies hacia cabeza) para ayudar a la circulación de retorno y así drenar las piernas que suelen estar hinchadas. Un buen hábito en verano es andar dentro del agua.
Ojo con el sudor
La sudoración que se genera suele ser muy común el padecer afecciones fúngicas conocidas como pie de atleta, un problema muy molesto y complicado de tratar en estas fechas.
La recomendación es la prevención secando bien la piel entre los dedos, que es el lugar típico donde se generan estos hongos, y en caso de hipersudoración, será conveniente utilizar algún producto antitranspirante.
Mejor no caminar por la arena mojada porque la inclinación genera sobrecargas en tobillos, rodillas y caderas
Calzado más adecuado
-Debe adaptarse a nuestro tipo de piel.
-Debe sujetar todo el pie, incluso el empeine.
-Conviene que la suela sea antideslizante.
-La puntera debe ser ancha para no comprimir los dedos.
-El material antitraspirable para evitar el sudor y las rozaduras.
-Para largas caminatas, no estrenes calzado.