Vuelve a escribir a mano y mantendrás tu cerebro joven

Conviene recuperar este buen hábito porque es una excelente “gimnasia mental”. Nos guste o no, vivimos en un mundo dominado por la tecnología, y esto está cambiando incluso nuestra manera de escribir.


Muchas notas, apuntes, cartas y hasta felicitaciones que antes escribíamos de nuestro puño y letra ahora han dado paso a los e-mails, anotaciones en la agenda electrónica del móvil, mensajes de Whatsapp o unas breves líneas en el Facebook de nuestros familiares y amigos.

Aunque estas nuevas formas de comunicarnos pueden ser más inmediatas, la ciencia ha demostrado que merece realmente la pena recuperar la sana costumbre de escribir a mano, entre otros motivos, porque es una excelente gimnasia para el cerebro.

Mente activa

Plasmar cualquier idea con lápiz, bolígrafo o pluma en un papel es una actividad más compleja para el cerebro que hacerlo con un teclado, porque pone en funcionamiento más áreas cerebrales, incluso aunque no nos llevemos bien con la mecanografía. De hecho, los neurólogos aseguran que nuestras estructuras cerebrales cambian si nos acostumbramos a escribir todo en el ordenador o con el móvil.

Tal y como han puesto de manifiesto investigaciones recientes realizadas en Noruega, Francia y Estados Unidos, así es como trabaja nuestra mente cuando redactamos a mano:

  • Al usar el instrumento de escritura con una mano y sujetar con la otra el papel, activamos la actividad psicomotora de coordinación mano-ojo.

  • Al mismo tiempo, es un ejercicio cognitivo en el que trabaja la memoria: escogemos las palabras que mejor expresan nuestras ideas entre los millones de ellas que archivamos en nuestra “biblioteca mental”, formando oraciones y argumentos coherentes con ellas, y tenemos que recordar las grafías y signos de puntuación necesarios para escribirlas, guardando además un orden y una distribución espacial concreta sobre el papel.

 

¿Qué favorecemos así?

  • El aprendizaje, porque escribiendo a mano retenemos mejor la información nueva. Por eso, a la hora de estudiar es tan importante hacer esquemas por escrito de datos y conceptos.

  • El funcionamiento del cerebro, porque, al mismo tiempo, el trabajo que exige la escritura manual estimula sobre todo la capacidad para manejar el lenguaje oral (comprender, razonar y relacionar ideas, aprender idiomas, etc.), entre otras habilidades cognitivas.

  • La capacidad de concentración, puesto que escribir requiere que centremos buena parte de nuestra atención en esa tarea. Por estas razones, los investigadores animan a las escuelas a seguir fomentando la enseñanza de la caligrafía y la escritura, aunque los nuevos soportes tecnológicos tengan cada vez más peso en las aulas y en nuestra vida cotidiana.

Despacito... ¡y con buena letra!

No es baladí esforzarnos por mantener una caligrafía que se pueda leer con facilidad, no solo para que nosotros mismos seamos capaces de entender nuestras propias anotaciones (¿cuántas veces has intentado “descifrar” aquello que escribiste en un papel olvidado?), sino porque muchas de las notas que escribimos tienen que leerlas también otras personas. Como es obvio, una carta o recordatorio que no se entiende… sirve para bien poco. Por suerte, con las recetas impresas y electrónicas, los farmacéuticos se han librado por fin de la ardua tarea de lidiar con aquellos “jeroglíficos” que los médicos escribían.

Y no olvidemos que muchos formularios se siguen rellenando a mano en papel. Puede ser tedioso escribir, uno a uno, todos nuestros datos en mayúsculas para que sea más legible, como siempre se pide en el encabezado de estos documentos. Así que, si nos esforzamos por tener una buena letra, escribiendo sin prisas, pronto escribiremos de nuevo de manera clara casi sin pensarlo, y podremos ahorrarnos esa pequeña molestia.

Ideas para no perder el hábito

  • Lleva una agenda de bolsillo: Puede resultar mucho más práctico y seguro tener una agenda manejable “de las de toda la vida” en la que anotemos las citas del médico, cumpleaños y otras fechas importantes, que depender de la agenda del teléfono móvil, que alguna vez puede fallar o ser un poco complicada de utilizar.

  • Envía postales de viaje: Si sales de veraneo, acuérdate de tu gente y mándales saludos y recuerdos desde allí donde estés. Ellos se alegrarán de tener noticias tuyas y apreciarán tu gesto.

  • Haz la lista de la compra: Te servirá para no olvidar nada de lo que te hace falta, después de hacer repaso de lo que queda en el frigorífico y en la despensa.

  • Escribe cartas: No hay duda de que un e-mail llega en segundos a su destinatario, pero, ¿por qué no escribir unas líneas y echarlas al buzón cuando lo que quieres contar no es tan urgente?

  • Deja recordatorios: Pega notas adhesivas en la nevera o en la puerta de casa para verlas al salir: “Coger las llaves”, “Apagar la luz”… Dejarás de olvidar estos detalles.

  • Regala notas personales: Esto es para románticos empedernidos. Pero es que no hay nada más bonito que encontrar una nota de tu pareja que diga: “Tengo ganas de verte”, “Te echo de menos” o “Te quiero”.

  • Felicita los cumpleaños y las navidades: Puedes comprar tarjetas y “christmas” en una papelería o, si tienes maña, hacerlos con tus propias manos. O bien imprime una foto familiar y escribe el mensaje por detrás.

  • Inventa cuentos infantiles: ¿Te animas a escribir tus propias historietas para los peques de la casa?

Como toda destreza manual, una buena escritura se puede mejorar, o al menos mantener, practicándola a menudo.

 

 

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