SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
Como apunta la pediatra Lucía Galán, “es importante trabajar la educación emocional de nuestros hijos porque sobre ella se construye la persona, es decir, todo lo demás”. Trabajando las emociones, los niños tomarán conciencia de que pueden llevar las riendas de su vida y de que sus sentimientos no dependen de lo que le ocurre a su alrededor sino de la interpretación que hacen de ello. “Es vital enseñarles a manejar sus pensamientos, a cuidar sus emociones, a que sepan elegir, a aumentar su autoestima y a ser empáticos”, apunta la doctora Marisa Navarro. Un niño que controla esto, comprende lo que sienten los demás y desarrolla la empatía, el autocontrol y la tolerancia de forma espontánea, mejorando su vida en sociedad.
Pensar en positivo
Aunque es necesario desahogarse, muchas veces los padres solo hablamos en casa de nuestros problemas o de lo cansados que estamos. Pues bien, hay que tratar de dosificar estos comentarios y encontrar el espacio para resaltar los momentos buenos que hemos vivido en el día: así enseñaremos a nuestros hijos a buscar también los suyos y a prestarles más atención que a los malos.
Vivir el presente
Los niños nacen con la capacidad innata de vivir en su momento presente, pero, a medida que crecen, los adultos somos los que les entrenamos para que miren al futuro y recuerden el pasado.
Aunque esta actitud nuestra la realizamos inconscientemente para transmitirles el sentido de la supervivencia y la protección, con ello les estamos alejando de los beneficios emocionales que tiene vivir el momento. Pensar demasiado en el futuro les puede provocar ansiedad, cuando en el “aquí y ahora” tienen todo lo que necesitan para ser felices.
Lenguaje
Hay que prestar atención a las palabras que utilizamos o a la manera (optimista o pesimista) en que lo hacemos delante de nuestros hijos. Ellos acabarán hablando como nosotros.