Ibuprofeno, paracetamol, aspirina... ¿Qué analgésico es mejor?

Forman parte de nuestra vida cotidiana y muchas veces los tomamos sin receta. Por eso hay que conocer los efectos y las contraindicaciones de los analgésicos, para que sean lo más útiles posible.

La 'escalera analgésica' de la Organización Mundial de la Salud establece tres escalones en la lucha frente a la fiebre y el dolor: los analgésicos, los opioides y los anestésicos. En el primero de esos escalones, los analgésicos, están tres fármacos que todos conocemos bien: el ibuprofeno, el paracetamol y la aspirina. Estos tres remedios farmacéuticos están considerados por los expertos como ácidos orgánicos débiles y son la mejor forma de aliviar cefaleas y dolores moderados. Y su uso es tan común y está tan extendido que más de la mitad de estos analgésicos se dispensan en las oficinas de farmacia sin prescripción médica. Pero no por ello dejan de ser medicamentos. Por eso hay que saber bien cuándo están indicados y en qué medida para que sean realmente eficaces.

Objetivo, paliar el dolor

En esencia, la función de los analgésicos es circular por la sangre buscando señales de dolor para interceptarlas o destruirlas antes de que lleguen al sistema nervioso central. Pero cada familia de fármacos tiene su propia forma de trabajar: los antiinflamatorios no esteroideos, como el ibuprofeno o el diclofenaco sódico, actúan por sobre la inflamación disminuyéndola, lo que elimina la sensación de dolor; mientras, los analgésicos comunes, como el paracetamol, se ocupan de detener las señales de dolor que envían las terminaciones nerviosas al sistema nervioso central, lo que no termina con el problema, pero sí elimina la sensación desagradable del dolor.

Cefaleas, dolores de espalda, de muelas, menstruales, molestias o accidentes musculares, procesos febriles… La nómina de problemas que solucionan es bien extensa. De ahí su éxito.

De Hipócrates a Hoffman

La búsqueda de remedios eficaces contra el dolor se remonta a casi 2.500 años atrás, cuando galenos como Hipócrates experimentaron con sustancias naturales obtenidas a partir de la adormidera, la quina o el cáñamo Eran remedios caseros y parciales, y hubo que esperar hasta el siglo XIX para que, a partir de la corteza del sauce blanco, se encontrará un remedio realmente efectivo.

La fecha clave fue el año 1899, cuando el químico Félix Hoffman, de la compañía Bayer, consiguió sintetizar y mejorar las propiedades del principio activo extraído de la corteza del sauce blanco para comercializar el ácido acetilsalicílico.

Fue el nacimiento del que durante un siglo fue el medicamento más popular frente a las cefaleas y los dolores leves. En el caso del ibuprofeno, este nació hace medio siglo en un pequeño laboratorio de Nottingham (Reino Unido) y se empezó a comercializar en 1969 para paliar, en principio, la artritis reumática, aunque luego ha terminado siendo uno de los analgésicos más consumidos para todo tipo de dolores. En cuanto al paracetamol, la síntesis de su principio activo (de p-nitrofenol a ácido acético glacial) se logró en 1873, pero hubo que esperar hasta 1955 para que comenzase a venderse en Estados Unidos bajo la marca Tylenol.

Ojo a su lado tóxico

Ya se trate de uno u otro, estas tres familias de analgésicos tienen una misma función, aliviar del dolor. Pero es necesario no abusar de ellos para evitar dañar el organismo. «Hay que atender a las indicaciones y contraindicaciones que figuran en los prospectos para que estas sustancias beneficiosas no acaben siendo nocivas para el organismo –señala Santiago Cuéllar, director del departamento de Acción Profesional del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos–

El ácido acetilsalicílico, por ejemplo, no es recomendable para dolores menstruales, ya que potencia la circulación de la sangre y puede provocar una metrorragia (aumento de la hemorragia menstrual). En el caso del paracetamol, en condiciones normales tiene un margen de seguridad amplio, pero en caso de abuso puede dar lugar a daños al hígado y está contraindicado para personas que sufran o hayan sufrido cualquier tipo de hepatitis. Hay que destacar, además, que las dosis altas quedan en exclusiva para la prescripción médica».

Según los especialistas consultados, todo debe quedar en su contexto: un gramo al día de paracetamol no es aconsejable, pero un reumatólogo puede considerar utilizar dosis de este tipo en casos de artritis y artrosis.

Tanto las consultas médicas como las oficinas de farmacia resuelven cualquier duda sobre medicamentos que, aunque han demostrado su eficacia, deben ser usados de forma responsable. Como destaca Miguel Hernández, del grupo de Utilización de Fármacos de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (SemFYC), «los fármacos no se deben usar como bienes de consumo. Hay que tomar la menor dosis posible, siempre bajo consejo profesional y durante el menor tiempo posible». Como norma general, el paracetamol no es lo más aconsejable para quitar el dolor de un golpe o un traumatismo (esto es tarea del ibuprofeno), pero sí para una cefalea. En el caso de la aspirina, esta está indicada, bajo prescripción médica y en dosis inferiores a las empleadas como analgésico, para prevenir infartos y anginas de pecho, al favorecer la circulación y dificultar la formación de trombos.

En caso de duda, la SemFYC ha editado una guía disponible en su web (www.semfyc. es) que informa de las indicaciones y contraindicaciones de cada analgésico. Y lo ha hecho bajo una premisa que todos deberíamos tener en cuenta: «Lo que funciona contigo no tiene por qué hacerlo con los demás»

ESTOS FÁRMACOS BUSCAN EL DOLOR E INTERCEPTAN SU SEÑAL ANTES DE QUE LLEGUE AL CEREBRO

Toma nota… fármacos y alcohol, un mal cóctel

Santiago Cuellar, portavoz del Consejo General de Farmacéuticos, avisa sobre los riesgos de consumir alcohol cuando se están tomando estos analgésicos: <Si el paracetamol, en dosis altas y continuas, puede dañar el hígado, aun es más nocivo en el caso de los bebedores habituales de alcohol, pues sus hepatotoxicidades se suman. En cuanto a la aspirina, tomarla con alcohol incrementa el riesgo hemorrágico>. En el caso del ibuprofeno, su interactuación con el alcohol puede suponer dos problemas añadidos: el alcohol no solo potencia sus efectos (confusión, perdida de reflejos…), sino que perjudica al tracto gastrointestinal y al estómago. Por ello, en todos los casos hay que extremar la precaución, y más aún cuando se tiene más edad y el organismo metaboliza aún peor el alcohol.

8 millones de españoles consumen cada día dosis de ibuprofeno superiores a las recomendadas por las autoridades (más de 1.200 mg al día), según la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria, lo que les puede causar problemas gástricos y cardiovasculares.

Un analgésico para cada situación ¿Cuál es el mejor para ti?

IBUPROFENO

- ¿Qué es? Es un antiinflamatorio no esteroideo derivado del ácido propiónico (los esteroideos pueden tener más efectos adversos para el organismo). Tiene propiedades analgésicas (contra el dolor) y antipiréticas (contra la fiebre).

-¿Para qué sirve? Sus amplias propiedades hacen que se prescriba de muchas formas distintas (desde pastillas a espráis) en casos de dolor de cabeza, dolor menstrual, dolor muscular y demás cuadros inflamatorios. La dosis recomendada (salvo precisiones del médico) es de un comprimido (600 mg) cada 6-8 horas para adultos y jóvenes de entre 12 y 18 años, y 30 mg por kilo de peso en el caso de los niños.

-Precauciones. Puede ser perjudicial para el estómago, por lo que se aconseja no tenerlo vacío en el momento de su ingesta y tomar un protector gástrico si se va a tomar con más asiduidad. En caso de padecer trastornos cardiovasculares, renales y hepáticos debe consultar al especialista antes de ingerirlo.

PARACETAMOL

-¿Qué es? Tiene propiedades analgésicas y antipiréticas no antiinflamatorias. Procede de la reacción entre el p-aminofenol y el anhídrido acético.

-¿Para qué sirve? Se expende en diferentes presentaciones y está indicado para combatir tanto la fiebre como los dolores moderados (es mejor que el ibuprofeno para combatir la fiebre y peor en el caso de dolores más acusados). La dosis recomendada para adultos y niños mayores de 15 años es de un comprimido (un gramo) tres veces al día, con un intervalo de cuatro horas entre tomas. Tanto los niños pequeños como las personas de edad avanzada deben consultar con el especialista antes de tomarlo.

-Precauciones. No afecta a la mucosa gástrica ni a la coagulación sanguínea, pero un uso excesivo puede dañar al hígado o los riñones, por lo que no se indica (o debe ser supervisado médicamente) en los pacientes que tengan problemas hepáticos o renales.

ASPIRINA

-¿Qué es? Con un principio activo procedente del sauce blanco y la “reina de los prados”, está compuesta por los ácidos acético y salicílico (ácido acetilsalicílico). Tiene propiedades antiinflamatorias no esteroideas, analgésicas y antipiréticas, aunque no es muy útil en los casos de origen viral.

-¿Para qué sirve? Combate los dolores leves o moderados, la fiebre y procesos inflamatorios. Su condición de antiagregante plaquetario hace que la tomen pacientes con riesgo de accidente vascular o quienes ya lo han sufrido. La dosis recomendada para personas adultas es de 0,6 gramos cada cuatro horas.

-Precauciones. Se debe tener cuidado en casos de sangrado digestivo (por ejemplo, úlceras) o en pacientes asmáticos y o con insuficiencias renales. Para los menores de 16 años se recomiendan principios como el ibuprofeno o el paracetamol, ya que se detectaron casos del extraño síndrome de Reye en niños con varicela o gripe.

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