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En nuestro país, casi un millón de personas reciben tratamiento crónico con anticoagulantes orales para prevenir que se formen trombos en sus arterias. Dicho de otro modo, dos de cada cien españoles están anticoagulados de por vida. El acenocumarol (Sintrom) es el anticoagulante oral más administrado en España.
Cuando el especialista receta un tratamiento con anticoagulantes orales, la principal finalidad es disminuir y evitar los accidentes tromboembólicos retardando la coagulación de la sangre. Por ello, la persona que toma esta clase de fármacos pasa a tener un riesgo cuatro veces superior al de la población normal de sufrir hemorragias –como, por ejemplo, un ictus hemorrágico por la rotura de un vaso cerebral– debido a que su sangre se vuelve más líquida. Para evitar este riesgo, es importante mantener en todo momento un buen control del estado de la coagulación sanguínea mediante un control analítico muy preciso y un manejo cuidadoso de las dosis del medicamento, lo cual exige una estrecha colaboración entre el paciente y los profesionales sanitarios.
Control exhaustivo
Un mal ajuste del tratamiento con anticoagulantes puede conllevar consecuencias graves para la salud. Por este motivo, resulta obligatorio someterse a un control periódico completo (al menos, una vez al mes), que consiste en:
- Una analítica de sangre, para medir la intensidad de la modificación de la coagulación sanguínea por parte del medicamento.
- Un control clínico, es decir, el ajuste de las dosis del fármaco en función del resultado de la analítica y del estado de salud general del paciente.
Situaciones especiales
Si sigues un tratamiento con anticoagulantes, puedes encontrarte con situaciones especiales que requieren un cuidado especial; por ejemplo:
- En el dentista: Tomando anticoagulantes nunca debes someterte a una extracción dental sin antes tomar unas medidas adecuadas para disminuir el riesgo de hemorragia.
- Antes de una intervención quirúrgica: En muchos casos hay que dejar de tomar el anticoagulante con uno o varios días de antelación, contando con el control médico.
- Vacunas: La vía de administración no presenta contraindicaciones, tanto si es por vía oral o subcutánea. En el caso de que sea necesario administrarlas de forma intramuscular, es preferible que se haga en el brazo.
- Interacción con medicamentos y alimentos: La acción de los anticoagulantes orales puede verse modificada (aumentar o disminuir) debido al efecto de otros fármacos que se estén tomando al mismo tiempo. Su efecto también puede variar por la alimentación: es importante moderar el consumo de vegetales ricos en vitamina K (brócoli, coles de Bruselas, repollo y lechuga, endibias, hojas de espinacas, mostaza, aguacate, arándanos, té verde, coliflor y espárragos, entre otros) y de plantas como el jengibre, el ginseng, el ginkgo biloba o la hierba de San Juan.
Nueva generación de anticoagulantes
La investigación en el campo de la industria farmacéutica ha dado como resultado la aparición de anticoagulantes orales de última generación (dabigatrán, rivaroxabán, apixabán) que presentan significativas ventajas respecto a los clásicos: no exigen controles periódicos frecuentes para comprobar el índice de coagulación de la sangre y se pueden administrar a dosis fijas.
Este tipo de anticoagulantes se podrían administrar al 70% de los pacientes. Como contrapartida, resultan más caros, por lo que aún no son la primera opción como tratamiento.
10 mandamientos del anticoagulado
- Debes evitar en lo posible ponerte inyecciones intramusculares.
- No puedes tomar antiinflamatorios no esteroideos (AINEs).
- No tomes ácido acetilsalicílico (aspirina).
- En caso de diarrea, no debes tomar nunca sulfamidas ni neomicina.
- Si tienes hipertensión, tu presión diastólica (la “mínima”) no debe sobrepasar los 95 mm Hg.
- Debes tomar el anticoagulante siempre a la misma hora, preferiblemente inmediatamente antes de la cena. Si se te olvida, tómalo en el momento en que te acuerdes, siempre que sea dentro del mismo día. Si lo recuerdas el día siguiente, toma la dosis normal, no el doble. Si coincide con el día que te han indicado que debes descansar del tratamiento, puedes tomarte la dosis olvidada y descansar al día siguiente.
- No modifiques nunca la dosis sin que lo indique tu médico.
- Si alguna vez sangras sin motivo, o si te sale un hematoma sin haber sufrido un golpe, acude a realizarte un control sin esperar a la fecha en que lo tenías indicado.
- Si tus deposiciones son negras, densas y malolientes, acude a un servicio hospitalario de Urgencias para que te examinen.
- Para evitar que te salga un hematoma, cuando te des un golpe, presiona sobre la zona golpeada durante unos diez minutos.
Advierte siempre a los médicos que tomas un anticoagulante antes de que te receten cualquier medicamento. Y en ningún caso te automediques. Leer los prospectos no es suficiente para evitar riesgos