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El ingrediente estrella de la dieta mediterránea aporta beneficios cardiovasculares, reduce los niveles de colesterol, contiene antioxidantes que retrasan el envejecimiento de las células, protege de enfermedades como el cáncer, la diabetes, úlceras de estómago o gastritis crónica, y además ¡añade sabor a nuestros platos!
Para funcionar a pleno rendimiento, el cuerpo humano nos pide “combustible” –es decir, alimento–, cada tres horas aproximadamente. Sólo de ese modo puede administrar las reservas nutricionales que necesita en cada momento para llevar a cabo sus funciones, tanto fisiológicas como intelectuales.
Existen ciertos tópicos en torno a las aguas de origen natural que no son del todo ciertos y nos plantean la duda de si realmente el agua envasada que compramos en cualquier supermercado es de mejor calidad o más sana que la que sale por el grifo.
Aunque se consumen durante todo el año, cuando hablamos de un alimento típico del verano, es inevitable que nos venga a la mente la imagen de un delicioso helado. Debido a su aporte calórico, siempre se ha considerado un “pecado” dentro de la dieta, pero hoy en día sabemos que es un alimento que podemos tomar sin reparos, siempre y cuando se haga en su justa medida, y dentro de una dieta equilibrada, en la que estén presentes todos los nutrientes y no haya un exceso de grasas y azúcar.
La Salmonella es caprichosa: le gustan especialmente ciertos alimentos, y más cuando suben las temperaturas. Si a tan apreciado ambiente para ella le sumamos la falta de higiene y una mala conservación de la comida, esta bacteria se encuentra a sus anchas estos días de verano. Aprende a acabar con ella, y así ella no acabará con tu salud.
Helados y sorbetes de todos los sabores y colores son una delicia irresistible cuando el calor hace de las suyas. ¡No te prives de ellos! Eso sí, con mesura...
“Este año voy a alimentarme mejor”, “A partir de enero, comeré menos y me moveré más”… ¿Has vuelto a hacerte estos propósitos? Casi siempre son el primero que nos hacemos al comenzar el año, pero también son los primeros en incumplirse...
Si aprendes a elegir las más beneficiosas y en su justa medida, perderás peso y cuidarás tus arterias.
¿Tomas suficientes alimentos con fibra? Este es un componente esencial de la nutrición que ayuda a no engordar y si los tomas a diario ¡olvídate del estreñimiento!
Una dieta baja en sal no tiene por qué ser insípida o monótona. Te contamos cómo puedes seguir disfrutando de una alimentación rica y sana que te ayuda a mantener tu tensión arterial controlada...