Si notas malestar después de consumir algún alimento, es probable que tu cuerpo no lo asimile.

Las intolerancias alimentarias parecen estar a la orden del día. Cada vez es más común que, tras ingerir ciertos alimentos, suframos algún malestar que no habíamos padecido anteriormente.

¿Y a qué se debe una intolerancia? Es importante no confundirlas con las alergias. La principal diferencia entre ambas es que en el caso de la primera la molestia es puntual y se genera por la falta de algún componente necesario para la correcta digestión del alimento. En las alergias, sin embargo, interviene el sistema inmunológico.

Conoce los síntomas

Al tratarse de una reacción del organismo en defensa de la falta de asimilación de una sustancia o alimento, los síntomas son muy variados. Los más comunes son los problemas gastrointestinales, los trastornos neurológicos y los dermatológicos. Además, mientras que en las alergias los daños son prácticamente inmediatos, en las intolerancias pueden tardar en aparecer hasta 72 horas.

Cómo evitarlas

La mayoría de intolerancias se producen por la falta de enzimas (producidas por el hígado, estómago o páncreas) que dificultan la digestión de los alimentos. Para evitar que esto se produzca lo más importante es un buen diagnóstico. Muchas veces el daño no lo causa el alimento en sí, sino alguna sustancia química o aditivo que se le ha añadido. Por otro lado, aunque la intolerancia sea fruto del propio alimento, no siempre es necesario dejar de ingerirlo, a veces basta con reducir su cantidad.

Es muy importante que leamos el etiquetado de los productos que consumimos para saber si contienen ingredientes que nos sientan mal.

La principal diferencia con la alergia es que la molestia de una intolerancia es siempre puntual

Las más comunes

Fructosa: Relacionada con el azúcar presente en la miel, frutas y verduras. Lo que genera son síntomas gastrointestinales como diarreas, náuseas o gases.

Lactosa: La incapacidad del sistema digestivo para asimilar bien el azúcar de la leche.

Sacarosa: Intolerancia al azúcar común. Se produce en el aparato digestivo por la falta de la enzima sacarasa, encargada de separar las moléculas del azúcar.

Gluten: El intestino delgado no es capaz de digerir esta proteína (presente en el trigo, la avena, la cebada o el centeno), lo que provoca una reacción inflamatoria.

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