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Sobreviven gracias a la sangre humana, instalándose en el cuero cabelludo, donde reciben la humedad y el calor que ayudan a su incubación. Miden entre dos y cuatro milímetros, son de color grisáceo y, pese a la creencia popular, no tienen alas, por lo que no pueden volar, ni saltar de una cabeza otra.
¿Cómo se contagian?
El contagio de los piojos se produce fundamentalmente de cabeza a cabeza. Indirectamente, el niño también se puede contagiar al compartir peines, cepillos, almohadas, toallas, gorras, cintas del pelo, sofás…
Por tanto, está en nuestras manos educar al niño para que no comparta esos objetos y para que evite el contacto “cabeza con cabeza” con sus compañeros, especialmente si en su escuela o entre su grupo de amigos existe un brote epidémico.
Revísales la cabeza
Si se produce la infestación, una vez que la hembra fecundada del piojo llega a la cabeza del niño puede poner entre cien y trescientos huevos (liendres), y el ciclo se repite cada tres semanas si no se pone tratamiento. Después, transcurrirán de diez a catorce días hasta que salga el piojo recién eclosionado (ninfa) y otros diez días más hasta que da lugar a un piojo adulto.
Por tanto, hay que detener su rápida reproducción cuanto antes, revisando la cabeza del niño periódicamente, sobre todo en épocas de mayor posibilidad de contagiarse de piojos como son el verano y los primeros meses del curso escolar.
¿Será una liendre?
Las liendres se diferencian de la caspa porque son pequeñas y alargadas, y no se desprenden a menos que tiremos de ellas con las uñas, deslizándolas hasta el extremo del pelo. Para encontrarlas, fíjate bien en la raíz del pelo o detrás de las orejas.
Los piojos adultos son más difíciles de ver, ya que se mueven con rapidez y no son tan abundantes. Para hacer una inspección a fondo, hazlo preferiblemente con el pelo húmedo, porque de esta manera los piojos se mueven con más torpeza y se identifican y se eliminan más fácilmente.
Tratamientos efectivos
Existen diversos tipos de fármacos en diferentes presentaciones, como lociones y champús, que actúan sobre las liendres y sobre los piojos. Los hay incluso de base natural, como los elaborados con aceite esencial de árbol de té. El pediatra te asesorará sobre el producto y las pautas concretas de tratamiento que sean necesarias.
Algunos productos pueden no ser efectivos al cien por cien. En ese caso, habrá que consultar de nuevo al pediatra para iniciar otro tratamiento.
A veces lo que ocurre no es que el tratamiento fracase, sino que no lo hemos aplicado bien o que se ha producido una reinfestación que no habíamos detectado.
Higiene en casa
Es poco probable que los piojos, cuando abandonan la cabeza, se contagien a otras personas a través de objetos, ya que no pueden sobrevivir más de 24 horas a temperatura ambiente y sin alimento. Sin embargo, no está de más tomar algunas medidas como lavar los peines y cepillos del pelo con un producto antipiojos, o bien con jabón y agua caliente a más de 55 ºC. Lo mismo habrá que hacer con la ropa de vestir y de cama que se haya utilizado durante los dos días previos al tratamiento, lávándola en la lavadora a más de 55 ºC.
Para la limpieza del suelo y de los muebles, es suficiente pasar el aspirador. No es aconsejable el uso de sprays insecticidas porque pueden inhalarse y no son eficaces para acabar con los piojos.
¡Avisa al cole!
Cuando un niño tiene piojos, es responsabilidad de sus padres aplicarle el tratamiento adecuado y avisar de inmediato al colegio para que adviertan al resto de los padres de la existencia de un posible brote.
Consejos para su tratamiento
Para aplicar el tratamiento el cabello tiene que estar seco y sin ninguna crema o champú acondicionador.
Después de la administración del fármaco hay que vigilar la presencia de piojos vivos y de liendres en la cabeza y extraerlos manualmente. Podemos ayudarnos de la liendrera, que es un peine especial.
Si pasadas 12 horas se siguen observando piojos vivos y con buena movilidad, puede ser que el tratamiento haya fallado. Habrá que volver a tratar el problema, pero con un producto distinto.
Seguiremos utilizando durante dos o tres semanas más las lendreras para detectar la presencia de liendres o de piojos adultos.
¿Por qué pican?
Estos insectos chupan la sangre del cuero cabelludo, y depositan su saliva en la herida que han hecho. El piojo en sí no es peligroso, pero el niño puede rascarse tanto que puede producirse rasguños y correr el riesgo de sobreinfección bacteriana.
Dudas y respuestas
- ¿Tengo que cortarle el pelo? El rasurado o afeitado podría ser más eficaz, pero si seguimos el tratamiento tal y como nos indique el pediatra, no serán necesarias estas medidas.
- Si lleva el pelo limpio, ¿no se contagiará? Una correcta higiene ayuda a que nazcan menos piojos, pero no impide que se instalen en el pelo. De hecho, los piojos parecen preferir las cabezas limpias a las menos aseadas. Lavar el pelo en días alternos ayudará a no agravar la infestación.
- ¿Debe tratarse toda la familia? No, solo las personas que estén ya infestadas. La misión de los pediculicidas (antipiojos) es eliminar el piojo, no tienen acción preventiva. Con esto corremos el riesgo de que se produzcan efectos secundarios y de que aparezcan resistencias a los tratamientos.
- ¿El niño puede asistir al colegio? Sí, una vez realizado el tratamiento, el pequeño puede acudir al colegio al día siguiente, ya que los productos pediculicidas comienzan a ser efectivos pocas horas después de su administración.