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Picor, escozor, enrojecimiento, zonas secas y descamadas… Estos son algunos de los síntomas que traen de cabeza a los papás de los niños que padecen dermatitis atópica. En esta época del año, las molestias se suelen acentuar por la hipersensibilidad que presenta la delicada piel de estos pequeños al frío y a la humedad ambiental, y a menudo aumentan por otras circunstancias que solemos tener menos en cuenta:
- El exceso de calor: A las pieles atópicas les afecta estar expuestas especialmente a fuentes de aire caliente, como la calefacción de los coches.
- El agua muy caliente: Ocurre lo mismo. Al igual que para las pieles sanas, para la piel atópica son más sanas las duchas (no baños) con agua templada, de corta duración y con geles y champús específicos para estos casos.
- El contacto con tejidos textiles habituales en las prendas de abrigo: La lana y las fibras sintéticas (poliester, nylon, viscosa, rayón, polipiel…), que se emplean en la confección de abrigos, cazadoras, gorros, guantes o bufandas, resultan irritantes para las pieles con dermatitis atópica, y a este efecto se suma el calor que producen al contacto con el cuerpo y su falta de capacidad transpirante.
Para evitar reacciones, son más recomendables las prendas hechas con materiales naturales, sobre todo de algodón.
Otras precauciones
Los días en los que las lesiones en la piel reaparecen o están más acentuadas (brotes) se dan con una frecuencia variable que depende de muchos factores, no siempre totalmente controlables. No obstante, sí podemos tener bajo control algunos de esos factores desencadenantes, al menos en el entorno familiar:
- No descuides su tratamiento. La base del mismo es la aplicación de cremas hidratantes específicas (también llamadas emolientes) en las zonas de piel seca y la aplicación de corticoides tópicos o inhibidores tópicos de la calcineurina en las lesiones activas. Dependiendo de la evolución de la dermatitis y de la edad del niño, el dermatólogo podrá tratarle con distintos tipos de medicamentos tópicos u orales. Estas medidas no pueden curar la enfermedad, pero sí ayudan a prevenir o a atenuar sus síntomas.
- Procura que no se rasquen las lesiones. Córtales las uñas con frecuencia.
- Evita en lo posible que su piel entre en contacto con sustancias irritantes, incluyendo saliva, orina, heces, agua, jabones irritantes o productos de limpieza.
- Los alimentos ácidos, como la naranja, el limón, el pomelo, el kiwi o el tomate, también pueden irritar las pieles atópicas si contactan con ella, por ejemplo, al tomar papillas de frutas. Algunos alimentos muy ricos en histamina, como el marisco o las fresas, en grandes cantidades pueden aumentar el picor. Asimismo pueden tener este efecto el café, el cacao y las bebidas de cola, por lo que debe evitarse o limitarse su consumo.
Sol y vacunas
Aprovechar los días de sol del invierno para salir a jugar fuera de casa es especialmente saludable para los pequeños afectados por dermatitis atópica. La exposición solar suele ejercer un efecto beneficioso en su piel, mejorando las zonas enrojecidas y resecas. Eso sí, no podemos olvidar que se trata de pieles hipersensibles, por lo que si van a permanecer al aire libre durante un tiempo prolongado bajo un sol intenso, es fundamental ponerles crema solar de factor de protección muy alto, incluso en invierno.
Los niños con dermatitis atópica deben recibir todas las vacunas recomendadas, y en ello insisten los pediatras. No obstante, si están siendo tratados con medicamentos inmunosupresores, puede ser conveniente aplazar algunas vacunas con virus vivos hasta terminar el ciclo de tratamiento.
Dermatitis del pañal
Esta dolencia es frecuente en los bebés. Esta inflamación en la piel de la piel del culito, los genitales y las piernas les produce un incómodo escozor y suele ser consecuencia de la fricción con el tejido plástico con el que están fabricados los pañales, por los residuos de jabones o por el uso de cremas inadecuadas. Hay que tener especial cuidado con estas dermatitis, pues si el proceso se agrava, pueden aparecer puntos de pus e incluso ulceraciones que a veces dejan cicatrices. Para prevenirlas:
- El baño del bebé debe ser diario, sólo con agua tibia o con un limpiador suave.
- Tras el baño, seca bien la zona, pero sin frotar.
- Aplica una crema protectora especial para el culito del bebé.
- Utiliza pañales extra absorbentes y cámbialselos a menudo.
- Evita el talco, pues destruye el manto graso natural de la piel.