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Aunque estamos diseñados para envejecer, en este proceso, además de los factores genéticos, también son importantes los ambientales y nuestro estilo de vida. Y donde primero se muestra el paso de los años es en la piel del rostro, ya que al tratarse de la primera barrera que nos protege del entorno, con el paso del tiempo se torna más seca y delgada. Y aunque sucede de forma diferente en cada persona, antes o después los signos de la edad se marcan en todos: los párpados se afinan, el dorso de las manos se mancha y arruga, el surco nasogeniano se profundiza y aparecen arrugas en el entrecejo, la frente y alrededor de los labios. Y, sí, queremos envejecer con dignidad, pero retrasando lo más posible las arrugas más profundas y la pérdida de luminosidad. ¿Pero, está al alcance de todos? La clave para lucir una piel lisa y luminosa el mayor tiempo posible y retrasar los signos de la edad está en la cosmética antiedad. Gracias a los avances científicos y al desarrollo de nuevas fórmulas esta herramienta de cuidado personal se ha democratizado y está hoy, más que nunca, al alcance de todos.
Elige la crema adecuada
Tan solo en nuestro país podemos encontrar unos 450 productos testados para todo tipo de pieles y bolsillos. Pero a la hora de elegir el mejor para nuestra piel, lo fundamental es entender que una sola crema no hace milagros, porque son la prevención y la protección de los agentes externos las que determinan la salud de la dermis.
A medida que se cumplen años, la piel evoluciona y demanda nuevos nutrientes que se adecúen a su estado, por lo que no es recomendable utilizar la misma crema a los 30, que a los 40 o los 60. La evolución de la piel y sus necesidades conducen a la inevitable infidelidad cosmética, señalan los expertos. Pero además hay que prestar atención al tipo de piel. Por ejemplo, si tienes la piel grasa debes buscar un producto ligero, como los que hay a base de gel. Si la tienes seca, sin embargo, tendrás que buscar cosméticos más cremosos con ácidos alfahidroxiácidos y bloqueadores solares para mantenerla correctamente hidratada.
El último elemento que debes valorar al elegir una crema antiarrugas son sus ingredientes. Porque no solo es importante saber cuáles son, también cuál es la cantidad, es decir, el porcentaje de concentración de los activos.
Hoy los laboratorios trabajan en la combinación de estos principios buscando reducir su tamaño molecular para que el producto penetre mejor en la piel. Pero para que una crema antiedad cumpla correctamente con su cometido, en su composición tienen que aparecer agentes para hidratar, vitales para devolver el brillo al rostro.
LAS CREMAS ANTIEDAD DEBEN INCORPORAR SIEMPRE AGENTES HIDRATANTES
Tres aliados para hidratar mejor tu piel
Un producto antiarrugas debe ser hidratante, pues la piel seca tiende a tener más arrugas. Pero no todas las cremas hidratan igual. Los tres tipos de elementos que mejor realizan esta acción son:
- Los lípidos. Son componentes grasos encargados de rellenar el espacio entre las células de nuestra piel para mantenerla compacta y retener el agua. Gracias a sus propiedades humectantes y reafirmantes, frenan la deshidratación inhibiendo la acción de sustancias que degradan el colágeno.
- Los aceites minerales. Crean en la piel una película protectora externa que evita la deshidratación y ayudan a mantenerla elástica. Otros principios, como las parafinas, también benefician la circulación sanguínea y combaten los signos de la edad.
- Glicerina. Combate la sequedad de la piel gracias a sus propiedades humectantes. Es fundamental combinar la glicerina con el uso de los hidroxiácidos, que logran un efecto de “peeling” químico suave eliminando las células muertas superficiales gracias a sus propiedades exfoliantes y rejuvenecedoras.
El ABC de los principios antiedad
Hay un buen número de principios activos cuya eficacia frente a las arrugas está más que demostrada. Según los últimos estudios científicos, los activos básicos que mejor luchan contra el paso del tiempo son los siguientes:
- Retinol o vitamina A. Es uno de los principios más completos, y es básico a partir de los 35-40 años. Se puede aplicar en el contorno de los ojos y en las pieles sensibles. Estimula la renovación celular, regula la formación de melanina y tiene un ligero efecto despigmentante. Rellena las arrugas, incluso las de profundidad media –como los surcos nasogenianos– y activa la producción de colágeno y elastina y del ácido hialurónico de la propia piel. Es un potente antioxidante que reduce los efectos nocivos de las radiaciones solares, uno de los mayores factores causantes de envejecimiento prematuro.
- Vitamina C, B1 y E. El arsenal de vitaminas para el rejuvenecimiento facial es casi infinito: Vitamina C. De gran poder antioxidante y de reparación celular, ayuda a la producción de colágeno y tiene efecto blanqueador no irritante en la piel. Vitamina B1. Es una vitamina hidrosoluble que activa el proceso de nutrición y regeneración de los tejidos. Vitamina E. Combate la acción de los radicales libres, que dañan la estructura celular, y previene la aparición de arrugas por su alto poder regenerador.
- Ácido hialuronico. Este componente natural de la piel, que se pierde con el paso del tiempo, retiene el agua en un porcentaje que equivale a mil veces su peso: así reconstituye las fibras que sostienen los tejidos de la piel. Sus moléculas penetran en los surcos de la piel, capturan el agua y se hinchan rellenando las arrugas. También difumina las líneas de expresión y reafirma los tejidos.
- Colágeno. Esta proteína aporta a la piel volumen, elasticidad y firmeza, y se utiliza como ingrediente en muchos cosméticos para pieles maduras. Con el paso de los años los fibroblastos, que son los encargados de producir colágeno, se debilitan por lo que la piel necesita un aporte extra con cremas que lo contengan.
- Resveratrol. Es un antioxidante natural que se encuentra principalmente en las uvas y productos derivados como el vino. Protege del efecto nocivo de los rayos del sol y tiene propiedades antiinflamatorias. Es un producto que ha entrado recientemente en la cosmética y contrarresta los signos de la edad madura de manera notable. También elimina las toxinas en las células y combate el estrés oxidativo.
- Alfahidroxiacidos. Estas sustancias naturales tienen generalmente su origen en las frutas, como el ácido cítrico de la naranja, el ácido málico de la manzana, el ácido tartárico de la uva o el ácido glicólico de la caña de azúcar. Renuevan la epidermis y preservan la humedad. Además, mejoran las arrugas finas y sirven como exfoliantes para despertar la luminosidad epidérmica.
- Filtros solares. Dado que el 80 por ciento de los signos visibles del envejecimiento están causados por el sol necesitamos este ingrediente en las cremas de día o, mejor aún, aportar un fotoprotector específico al cuidado diario. Son necesarios para evitar la aparición de arrugas, manchas y pecas producidas por los rayos del sol.