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En las cuchillas no hay ningún dispositivo que nos indique cuando debemos reponerlas. Pero es importante tener en cuenta que deben cambiarse para garantizar su correcto funcionamiento, y evitar tirones, cortes, infecciones o pelos enquistados.
Cuándo tirarla
Lo recomendable es cuando las bandas lubricantes estén desgastadas o si parece que las hojas han perdido eficacia.
Cómo mantenerla
Una limpieza adecuada va a influir en su durabilidad y correcto funcionamiento. Lo ideal es lavar bien el cabezal debajo del chorro del agua durante y después del afeitado. No se aconseja secarla ni con toalla ni gamuza ya que estropea el filo de la cuchilla. Lo mejor es que se seque al aire.
¿Está gastada?
Las cuchillas llevan incorporado una banda lubricante con propiedades calmantes para que deslice mejor e irrite lo menos posible.
Los fabricantes aconsejan que cuando el color de esta banda se atenúa es el momento de cambiarla. Aunque uno de los mejores indicativos es el apurado del afeitado. Si empezamos a sufrir tirones, cortes, si empiezan a aparecer más pelos enquistados o hay que hacer más pasadas de lo normal, es hora de cambiar la cuchilla. Hay que recordar que el uso correcto de la cuchilla no solo permitirá un afeitado mejor, sino también garantizará la salud de tu piel y evitará problemas.
La cuchilla debe secarse al aire para evitar que coja humedad y pueda infectarnos la piel
Un buen afeitado
Todo influye en la duración de nuestros productos de cuidado e higiene y su uso correcto también afecta a la cuchilla. Por ejemplo, la forma del afeitado, el grosor del pelo y la cantidad de barba van a influir en la durabilidad de la cuchilla. Lo mejor es afeitarse después de una ducha caliente. Los poros se abren y la barba está húmeda y más ablandada, lo que facilita el corte de la cuchilla. También se debe tener en cuenta la forma del rasurado: si se afeita a contrapelo, el filo se desgasta más rápido que en dirección del pelo.