Septiembre es sinónimo de vuelta a la rutina. Pero eso no significa que haya que dejar de disfrutar. El objetivo es regalarnos pequeños momentos de placer para prolongar esa sensación de relax y desconexión de las vacaciones y adaptarnos al nuevo ritmo sin sufrir el bajón postvacacional.

Las vacaciones pasan, sí, pero no en balde. Te traes, entre algún que otro souvenir y cientos de fotografías, un cuerpo descansado, una mente desestresada y un cerebro reseteado. Listo para emprender la nueva temporada. Pero, ¡ojo!: agazapado a la vuelta del calendario está el temido síndrome postvacacional que no es otra cosa que ese bajón que produce la vuelta a la rutina, a los madrugones y las obligaciones. La buena noticia es que esquivarlo está en tus manos.

ATENTO A LOS SÍNTOMAS

Irritabilidad, cansancio, problemas de sueño, falta de energía, tristeza, cambios de humor... Si notas que cada día es como una gran montaña que no te sientes capaz de escalar, probablemente el síndrome te ha hecho su víctima. Sin embargo, esta sensación en la mayoría de los casos se resuelve al cabo de una semana o diez días. Se trata, en opinión de los expertos, de un proceso adaptativo normal que supone un ajuste a los cambios.

EJERCICIO FÍSICO. Es, no le des más vueltas, la mejor manera elevar el estado de ánimo y ganar una dosis extra de optimismo. Si haces ejercicio no solo te mantendrás en forma y tu peso a raya, sino que te sentirás mejor y llenarás el depósito de energía de manera inmediata, por obra y gracia de esas pequeñas 'proteínas' llamadas endorfinas. Así que, elige tu disciplina y apúntate al gimnasio. Si eres propensa a dejarte vencer por la pereza, elige las clases colectivas, que tienen el aliciente extra de las relaciones sociales.

VIDA AL AIRE LIBRE. O, simplemente, cálzate las zapatillas y sal a recorrer la ciudad al trote o caminando a buen ritmo. Porque el sol que recibimos con las actividades al aire libre también genera endorfinas. Aunque las vacaciones hayan acabado, las tardes todavía son largas: aprovecha las horas de luz para programar salidas y excursiones.

MIMOS Y CUIDADOS. Programa en tu agenda algunos altos en el camino que te devuelvan, aunque sea momentáneamente, a ese estado de relajación de las vacaciones: una cita en el spa, un masaje, un tratamiento de belleza... Estas pequeñas recompensas servirán de motivación para la ascensión a esa montaña que parecía inexpugnable.

NUEVAS METAS. Están las clásicas, como aprender un nuevo idioma o matricularte en un curso que te permita avanzar profesionalmente. Pero también hay otras más imaginativas, como proponerte escribir un libro (las memorias de tus vacaciones convertidas en relato, por ejemplo), aprender a tocar algún instrumento o recibir clases de cocina árabe que te devolverán a aquellos días en Marrakech... Eso sí, no te pases con los nuevos propósitos: uno o dos planes son suficientes, si eres demasiado ambicioso y pretendes emprender muchos retos hay más probabilidades de que no los cumplas y eso solo te llevará a la frustración.

F+I+E. O lo que es lo mismo, ejercicio físico, actividad intelectual y momento emocional. Dicen los expertos que esos, ni más ni menos, son los ingredientes de una vida plena y satisfactoria y que si conseguimos dedicarle un mínimo de tiempo diario a cada uno, la cuesta arriba está superada.

EJERCICIO FÍSICO, ACTIVIDAD INTELECTUAL Y MOMENTOS EMOCIONALES SON LAS CLAVES DE UN REGRESO FELIZ

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