SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
Estudios científicos recientes confirman que ambas afirmaciones carecen de fundamento. Veamos por qué:
- El gas (anhídrido carbónico) se añade a las bebidas refrescantes para mejorar su sabor. No aporta energía, por lo que carece de calorías. Por tanto, la supuesta relación entre las bebidas con gas y el sobrepeso es falsa. Quienes siguen una dieta de adelgazamiento pueden tomar bebidas con gas con total tranquilidad, puesto que no suponen calorías de más y son una opción saludable para estar bien hidratados. La clave para mantenernos en nuestro peso es controlar la dieta diaria y hacer ejercicio físico.
Al mismo tiempo, se ha comprobado científicamente, por ejemplo, que la carbonatación de ciertas aguas minerales ayuda a bajar el nivel de colesterol, lo que implica una reducción del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
- Las bebidas con gas, por su contenido en anhídrido carbónico, en el caso de personas sanas no sólo no perjudican al sistema digestivo, sino que favorecen los procesos relacionados con la digestión:
- Facilitan la secreción de jugos gástricos, lo cual es muy beneficioso para quienes tienen digestiones pesadas.
- Según diversas investigaciones, las bebidas carbonatadas contribuyen a disminuir problemas esofágicos.
- Aunque el gas se relaciona con un leve aumento de la pirosis (reflujo) y su consumo en personas que padecen aerofagia (deglución excesiva de aire) o meteorismo (acumulación de gases en el estómago) debe ser moderado, no se ha constatado que las bebidas carbonatadas empeoren el ph del esófago.
- Facilitan la secreción de jugos gástricos, lo cual es muy beneficioso para quienes tienen digestiones pesadas.
Comprobado científicamente
El gas no está relacionado con la obesidad. La clave para estar en forma es mantener una alimentación equilibrada, hacer ejercicio físico de forma habitual y descansar las horas necesarias.
El gas no aporta calorías y ayuda a hacer la digestión.