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Beneficios
- Físicos: Masticar adecuadamente permite triturar los alimentos y convertirlos en una especie de bola (bolo alimenticio) perfectamente digerible. Si no es así, tus órganos implicados en la digestión tienen que trabajar a marchas forzadas, lo que te puede producir indigestión, dolor estomacal e incluso emisión de gases. No dejes que tu estómago e intestino trabajen horas de más. Masticar bien ayuda a calmar a tu sistema nervioso y aumenta la cantidad de oxígeno en tu cuerpo, lo que reduce la ansiedad durante la comida y facilita una mejor digestión.
Otro gran beneficio de una correcta masticación es que generas gran cantidad de saliva, la cual contiene mucina, sustancia que funciona como lubricante. - Químico: También implica una mejora en los típicos procesos químico que tu cuerpo suele realizar. Y es que gracias a una adecuada mezcla de las enzimas salivales con el alimento se logra una predigestión, es decir, el inicio de un proceso químico que ocurre en el interior del organismo, en donde se separan a las sustancias benéficas de las tóxicas.
- Informativo: ¡Mastica despacio! Si lo haces disfrutarás del sabor, color, olor y textura de los alimentos.
Para nuestro organismo ésta es una información muy valiosa, ya que activa determinados órganos de secreción interna dependiendo de los estímulos recibidos. - Emocional: Aunque parezca sorprendente, los sabores de los alimentos estimulan ciertos órganos y sus emociones correspondientes, de ahí que se requiera masticar bien para que el cerebro registre plenamente el sabor de la comida y active determinados órganos.
Ya sabes cómo. Pero ¿cuánto? Hasta 40 veces debes de masticar antes de tragar, según un estudio de la Universidad de Iowa (EE UU).
Un sabor, un beneficio
Cada sabor puede favorecer una parte de nuestro organismo. Toma nota:
- Ácido: Pone en movimiento al hígado y la vesícula. ¿Sabías que puede servir para fomentar creatividad e iniciativa?
- Amargo: Estimula al corazón, circulación e intestino delgado. Paradójicamente, puede ayudar a combatir la tristeza.
- Dulce: Pone en movimiento al bazo y páncreas, y puede favorecer la actividad mental; también relaja al hígado.
- Salado: Activa riñones y vejiga. Sin embargo, ya sabes que tienes que tener cuidado con el consumo de la sal, especialmente si tienes problemas cardiovasculares.