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Son las siete de la tarde y notas que tus ojos ya no pueden más después de varias horas frente al ordenador? ¿Ves borroso tras pasar todo el día estudiando para tus exámenes? Son síntomas de fatiga ocular, un problema muy extendido: se calcula que hasta un 70% de la población padece este tipo de molestias, que se deben a que utilizamos la visión de cerca durante periodos de tiempo cada vez más largos, tanto en el trabajo como en las actividades de ocio.
Se podría decir que un ojo es como un brazo o una pierna, en el sentido de que también cuenta con músculos. Cualquier músculo que se mantenga en una misma posición durante demasiado tiempo experimentará una cierta fatiga. Los músculos oculares no son una excepción: también se cansan si realizan un sobreesfuerzo. La fatiga ocular (astenopia) es la consecuencia de ese uso excesivo.
Visión de cerca
Los ojos tienden a fatigarse más con la visión cercana que con la lejana. La razón es que, al forzar la vista de cerca, se fatiga el músculo ciliar, que es el responsable de que el ojo sea capaz de enfocar los objetos más próximos.
Más factores
Pero en la aparición de la fatiga ocular concurren otros factores. A partir de los cuarenta años, por ejemplo, se experimenta una pérdida de la calidad de visión de manera natural y la fatiga puede ser simplemente una señal de que se necesitan gafas para leer.
Además, al concentrarse en una tarea visualmente intensa, como leer con poca luz o utilizar el ordenador durante muchas horas seguidas, algunas personas aprietan los músculos de párpados, cara, sienes y mandíbulas de manera inconsciente, lo que provoca incomodidad o dolor ocular, facial y de cabeza. Por otra parte, en estas situaciones se tiende a parpadear menos de lo normal, aumentando la sequedad del ojo.
La luz brillante –sobre todo la que emiten los tubos fluorescentes–, el aire seco o una insuficiente ventilación son otras circunstancias que contribuyen a que nuestros ojos se cansen.
Aunque la fatiga ocular puede ser molesta, normalmente sus síntomas desaparecen cuando los ojos descansan. Si la fatiga visual es persitente o aparece tras un mínimo esfuerzo visual, conviene consultar al oftalmologo o al óptico-optometrista por si existiera alguna causa añadida.
Síntomas
- Irritación ocular.
- Dolor de cabeza.
- Visión borrosa.
- Lagrimeo excesivo o sequedad.
- Picor o quemazón ocular.
- Dolor de cuello-espalda-hombros.
- Dificultad para enfocar la mirada después de periodos prolongados.
- Mayor sensibilidad a la luz.
La regla 20/20/20
A lo largo del día, si realizas actividades que exigen un sobreesfuerzo visual, notarás tus ojos más descansados practicando la regla 20/20/20: cada veinte minutos, aparta la mirada de la pantalla y observa algo que se encuentre a veinte metros durante veinte segundos como mínimo. Durante ese tiempo, realiza otra tarea que no exija concentrar la mirada.
¿Qué hacer?
Normalmente, el primer paso es acudir a revisiones visuales de manera periódica, aunque también conviene tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Utiliza una máscara ocular de frío.
- Pregunta a tu óptico-optometrista qué ejercicios oculares puedes realizar para reducir la fatiga.
- Masajea las sienes con movimientos circulares.
- Coloca los objetos a la distancia adecuada. Los ojos tienen que realizar un esfuerzo mayor cuanto más cerca se encuentra el objeto, por lo que conviene mantener ese foco lo más lejos posible. Para las tareas que requieren sujetar cosas en la mano, procura extender el brazo.
- Evita que tus ojos se deshidraten. Sitúate lo más lejos que puedas de fuentes de aire seco (en verano, los aparatos de aire acondicionado ) y utiliza gafas de sol cuando salgas al exterior. Aplícate lágrimas artificiales (gotas humectantes) si lo necesitas, no sin antes consultar a un especialista en salud visual para que te indique las más adecuadas para ti.
Frente al ordenador
Los usuarios de ordenadores son más propensos a sufrir fatiga ocular debido, normalmente, a un exceso de horas frente a la pantalla. La fatiga ocular puede provocar dificultades a la hora de cambiar el enfoque de la mirada entre el monitor y los documentos en papel, además de provocar “flecos” o imágenes persistentes cuando se desvía la vista de la pantalla. Entre las circunstancias que contribuyen a agravarla destacan los problemas visuales, los monitores con poco o excesivo contraste (que resultan difíciles de leer), una iluminación deficiente, un mal ángulo de visión o una posición demasiado próxima al monitor.
¿Cómo prevenirla?
- Si llevas gafas o lentes de contacto, asegúrate de que su graduación es adecuada para tu trabajo con el ordenador.
- Ajusta la distancia del teclado y el monitor.
- Comprueba la iluminación y reduce el deslumbramiento.
- Corrige el contraste del monitor.
- Mantén limpia la superficie de la pantalla.
- Coloca todo tu material de trabajo a mano.
- Parpadea con frecuencia.
- Realiza descansos periódicos.