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Alrededor de 86 enfermedades pueden ser las causantes de que acumules más gases de la cuenta en tu organismo. Las alergias alimentarias, la endometriosis (cuando el endometrio -el tejido- se sale fuera del útero) o las enfermedades del páncreas o esófago los provocan. Tanto si padeces algún problema concreto como si no, te librarás de este incómodo mal siguiendo unas sencillas pautas.
Tu dieta
Si eres propensa a los gases, debes tener siempre muy presente aquellos alimentos que pueden provocarlos. Cualquier producto con azúcares artificiales, como el chicle y las bebidas carbonatadas, es culpable de que te hinches como un balón. Tampoco te ayudará demasiado abusar de alimentos ricos en fibra (como las legumbres), ya que se digieren mal.
Buenos hábitos
Incorpora a tu día a día pequeñas costumbres que mejorarán la buena asimilación de la comida, como masticar muy bien los alimentos y comer despacio y relajadamente. Intenta que la hora del almuerzo sea exclusivamente para ello, sin distracciones y centrándote en cada bocado que tomas. ¡Y nada de tumbarse en el sofá después! Caminar durante 10 a 15 minutos después de comer también favorece la digestión.
Pide ayuda
Si los gases van acompañados de otros síntomas como dolor estomacal o rectal, acidez gástrica, náuseas, vómitos, diarrea, estreñimiento, fiebre o pérdida de peso, debes consultarlo con el médico.
Te hará un examen físico y te preguntará sobre tus hábitos para determinar la causa del problema.
HAY GENTE QUE LOS PERCIBE DE FORMA MÁS MOLESTA SIN QUE TENGA MÁS
Amigos y enemigos
ESTOS, SÍ
Carnes y pescados: pechuga de pollo, filete de ternera o merluza.
Infusiones: de manzanilla, canela o cardamomo después de las comidas para una mejor digestión.
Frutas: piña, papaya, manzana y arándanos.
ESTOS, MEJOR NO
Verduras: coliflor, coles de Bruselas, lechuga y repollo.
Alimentos ricos en carbohidratos: arroz, pasta, galletas, patatas fritas, maíz, higos, ciruelas o plátanos.
Legumbres: lentejas, garbanzos, alubias o guisantes.