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Constituyen uno de los síntomas más relevantes de la menopausia: una repentina sensación de calor y ansiedad que provoca un aumento del flujo sanguíneo de la piel del cuello, cara y tórax, acompañado de sudoración y palpitaciones.
Alrededor de un 80 % de las mujeres los padecen cuando dejan de ovula. ¿Existe algún remedio para paliar estos incómodos calores? Como para muchas otras dolencias, llevar unos hábitos de vida saludable te ayudará.
¿Por qué a mí?
Los sofocos se producen porque durante la menopausia baja la producción de las hormonas femeninas (los estrógenos). Si ya has empezado a notarlos, no te agobies, al 80 % de las mujeres no suele durarles algo más de un año desde el comienzo de esta nueva etapa de su vida. "Los incómodos sudores desaparecerán paulatinamente, aunque en algunas mujeres pueden perdurar durante varios años después del último periodo menstrual debido a las variaciones hormonales", explica la doctora Nieves Martínez Alsina, médico de Atención Primaria y miembro del Grupo de Trabajo de Atención a la Mujer de la Sociedad Madrileña de Medicina de Familia y Comunitaria.
Mima tu cuerpo
Aunque no puedas hacer nada para evitar que aparezcan, modificando ciertos hábitos en tu vida conseguirás que vayan a menos: el ejercicio físico regular, el control de peso, el abandono del tabaco y del consumo de alcohol y la cafeína te ayudarán a paliar los síntomas de la menopausia.
Ponte cómoda
Entender y aceptar que los sofocos forman parte del proceso natural fisiológico de la menopausia favorecerá que lleves mejor los cambios. Vestir con ropa ajustada, tomar bebidas calientes, permanecer en ambientes calurosos o llevar un ritmo estresante pueden intensificarlos o desencadenarlos. ¿La solución? Acepta los cambios en tu cuerpo y tómate la vida con calma.
Y si los sofocos llegan a afectar a nuestro estado anímico, el médico puede valorar un tratamiento antidepresivo que nos ayudará a hacerle frente.
Bajo control médico
Existen tratamientos con fitoestrógenos, un compuesto químico que encontramos en algunos alimentos de origen vegetal, para frenar los sofocos. Sin embargo, su eficacia es controvertida. Las espinacas, las semillas de linaza o la soja son algunos alimentos ricos en esta sustancia. Por otro lado, cuando la intensidad y frecuencia de los sudores y palpitaciones repercute en la calidad de vida de la mujer, se valora individualmente el uso de una terapia hormonal sustitutiva (de estrógenos y gestágenos), en la mínima dosis para que resulte eficaz y durante el menor tiempo posible (no superior a cinco años). Su objetivo es hacer más llevaderos los síntomas negativos de la menopausia: sofocos, cambios de ánimo, sequedad vaginal, disminución del deseo y tristeza. Eso sí: antes de comenzar cualquier tratamiento, tu médico debe evaluar en qué etapa de la menopausia te encuentras y analizar los síntomas.
AFECTAN A UN 80 % DE LAS MUJERES EN LA MENOPAUSIA, PERO SOLO EN UN 25 % PERSISTE EN MÁS DE CINCO AÑOS
¿Se heredan?
Que tu madre haya tenido sofocos no significa que tú vayas a tenerlos. Sin embargo, dado que este síntoma es muy común en el primer año de la menopausia, podrías sufrirlos, pero no por tener un componente genético, sino por ser muy frecuentes cuando dejamos de menstruar. Lo único que parece tener un componente hereditario es cuándo se presenta la menopausia. Si tu madre la tuvo a una edad muy temprana es probable que a ti te pase lo mismo. Por el contrario, si le llegó muy tarde es posible que a ti también.
Por otro lado, la edad de la menopausia no se relaciona con la de la primera regla. Es decir, si tuviste tu primer periodo muy pronto, no significa que vayas a alcanzar la menopausia a una edad más temprana que otra mujer a la que le llegó más tarde.
Por otro lado, la menopausia suele presentarse a los 50 años (dos años antes o dos después). Si aparece antes de los 40 años hablamos de menopausia precoz.