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La gripe ha llegado para quedarse en nuestro país y en nuestros hogares, al menos, durante los próximos meses de frío. ¿Pero sabías que puedes reducir el riesgo de contraerla en un 87 % si te has vacunado contra ella?
Recomendaciones
Aunque la vacunación es la principal herramienta de prevención, no todas las personas se deben vacunar. El doctor Rafael Terán, especialista en medicina interna del Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid, advierte de que es obligatorio hacerlo si perteneces a uno de estos cuatro grupos:
- Personas que trabajan en un entorno sanitario, para no contagiar a enfermos inmunosuprimidos a los que se les pueda causar infecciones más graves.
- Los mayores de 65 años, porque la gripe les puede afectar de forma más grave.
- Personas con enfermedades crónicas, especialmente si son pacientes con cáncer, sobre todo si están siendo tratados con inmunosupresores.
- Afectados por enfermedades pulmonares crónicas, porque la gripe puede deteriorar su estado.
Extrema la higiene
Tal y como recuerda la doctora Mara Garcés-Sánchez, investigadora del Área de Vacunas de FISABIO (Valencia), “la gripe es una enfermedad de fácil propagación que puede extenderse con rapidez porque las principales vías de transmisión son las gotículas que expulsan las personas al hablar, estornudar o toser". Éstas aterrizan en nuestras manos o en superficies como muebles, pomos o teléfonos móviles que posteriormente tocamos con las manos y llevamos a los ojos, nariz o boca.
¡Y ya estamos infectados! El tiempo en el que el virus consigue sobrevivir fuera del cuerpo oscila de entre unos minutos a dos días, de ahí que sea tan sencillo contraer la enfermedad si no nos lavamos las manos con frecuencia.
Además, la enfermedad gripal hace que tengamos más riesgo de contraer otras enfermedades bacterianas como la otitis media y aguda o la neumonía.
Otras medidas
Cúbrete la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar, limpia con mayor frecuencia las superficies de muebles, pomos de las puertas y teléfonos móviles y ventila más a menudo tu casa. También debes evitar los besos y el contacto muy cercano durante las épocas epidémicas, así como compartir vasos, cubiertos y otros utensilios que hayan podido estar en contacto con saliva o secreciones de otra persona.
¿Niños cerca?
Los pequeños son el principal vector de transmisión del virus de la gripe. Aunque no lo parezca, los menores de 14 años tienen gripe con una frecuencia tres veces mayor que los adultos. De ahí que prevenir la gripe en el niño tenga un doble efecto beneficioso: por un lado, para él mismo, y por otro, para la gente que le rodea, ya que al ser él el que transmite más veces la enfermedad, protege a todo su entorno familiar al no padecerla.
Por ello, el lavado de manos en los más pequeños es una herramienta de prevención fundamental para disminuir las posibilidades de que enfermen, y de esta manera, limitar el impacto del virus en todo su entorno cercano.
Los adultos sanos pueden infectar a otra persona desde un día antes del inicio de los síntomas hasta siete días después. Los niños incluso más.
Tratamiento
La mayoría de la gente se recupera de la gripe sin tratamiento médico. Es una infección provocada por un virus y se manifiesta con fiebre alta, mal estado en general, dolor muscular y, en ocasiones, secreciones nasales o tos, pero no siempre. ¿Cómo puedo saber que se trata de gripe y no de un simple resfriado? Muy sencillo: los constipados raramente causan fiebre o dolores de cabeza y la gripe casi nunca provoca malestar estomacal.
Es importante que recuerdes que la gripe no tiene un tratamiento específico para la infección, sino que la terapia solo aborda los síntomas. Si la contraes, debes beber mucha agua, para mantener una buena hidratación, y reposo relativo.
Según los síntomas que padezcas, el médico te pautará un tratamiento u otro. Por ejemplo, si tienes fiebre o dolor muscular te puede mandar analgésicos; en el caso de tos, un antitusivo; y si hay mucosidad, algún antimucolítico.
Aliméntate bien
Existen alimentos cargados de nutrientes, y poco calóricos, capaces de reforzar el sistema inmune y proteger de manera natural de las gripes y resfriados tan típicos de esta época del año.
- Kéfir: un lácteo cargado de bacterias beneficiosas y con un poderoso efecto sobre el sistema inmunológico intestinal. Ayuda en la producción de anticuerpos y equilibra el ecosistema interno.
- Aceite de coco: además de ser beneficioso para el metabolismo, posee ácidos grasos como el ácido láurico que favorecen al sistema inmune.
- Té verde: es rico en polifenoles, que son entre 25 a 100 veces más potentes que las vitaminas antioxidantes C y E.
- Ajo negro: antibacteriano, antiviral y fungicida, es enormemente beneficioso para el sistema inmune. Un auténtico antibiótico natural.
- Cúrcuma: estimula el sistema inmunológico gracias a su alta capacidad antioxidante.
- Bayas de goji: tienen un gran poder antioxidante, que ayuda al cuerpo a mantener a raya los radicales libres y a defenderse de los virus.
Uno de los hábitos más eficaces para reducir el riesgo de infección es lavarse las manos con agua y jabón un minuto.