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¿Qué es?
La Broncoscopia es un procedimiento por el que se introduce una pequeña sonda con una pequeña cámara a través de la nariz o la boca hacia los pulmones. Este procedimiento permite visualizar tus vías aéreas (laringe, tráquea y bronquios) y diagnosticar una posible afección pulmonar. Es una prueba muy frecuente que, en la mayoría de las ocasiones, no requiere ingreso hospitalario.
¿En qué casos se suele recomendar esta prueba médica?
- Si existe tos persistente sin causa clara.
- En caso de sangrado en las vías respiratorias.
- Tras una radiografía de tórax se detecta algún tipo de anomalía.
- También es útil para identificar gérmenes localizados en los pulmonares o para visualizar posibles cuerpos extraños.
Cómo se realiza
Un broncoscopio es un dispositivo que se utiliza para observar el interior de los pulmones y las vías respiratorias. Aunque puede ser flexible o rígido, casi siempre se emplea el broncoscopio flexible (un tubo de aproximadamente un centímetro de diámetro y alrededor de 60 cm de largo). En raras ocasiones, se utiliza un broncoscopio rígido.
Aún no siendo una prueba dolorosa, se suele utilizar anestesia local en forma de aerosol en nariz, lengua y faringe. Si se tratara de una broncoscopia rígida, se suele emplear la sedación. El neumólogo (persona especializada en el pulmón) coloca al paciente en una posición cómoda. Introduce el broncoscopio a través de la nariz o de la boca y se va desplazando con cuidado por la faringe y la tráquea. A través de la cámara del pequeño aparato, se tomarán imágenes del interior de las vías respiratorias para su posterior evaluación. Es un procedimiento breve, de unos 15-20 minutos.
Antes de la prueba...
Las recomendaciones más habituales para esta prueba:
- No comer ni beber nada durante 6 a 12 horas antes del examen.
- El médico puede recomendarte que evites cualquier medicamento antes del procedimiento.
Generalmente, el examen se hace como un procedimiento ambulatorio, es decir que no suele requerir hospitalización alguna.
Después de la prueba...
Tras la realización de la prueba se recomienda no realizar actividades que requieran demasiado esfuerzo.
Habitualmente se administran algunas sustancias sedantes antes de la prueba por lo que es mejor no conducir hasta pasadas varias horas después del procedimiento.
Es normal expulsar una pequeña cantidad de sangre durante los siguientes 1 ó 2 días. Si aparece algún otro problema o el sangrado es más importante, no lo dudes, contacta con el médico que realizó la prueba. En raras ocasiones se producen complicaciones de importancia.
Riesgos
Es una prueba muy segura, aunque puede ser un poco molesta. En muy pocos casos se pueden dar algunos riesgos como la acumulación de aire entre la pared torácica y el pulmón o la creación de pequeñas hemorragias.