Llamamos tensión arterial a la presión con que circula la sangre por las arterias. ¡Si te han diagnosticado hipertensión, tómatelo en serio!


Se considera que la tensión arterial está elevada (hipertensión) cuando supera las cifras normales, que se sitúan entre 90/60 y 140/90 mmHg. Estas cifras también se pueden expresar como 9/6 y 14/9 mmHg. La hipertensión no produce dolor ni avisa con ninguna otra molestia física. Sin embargo, es uno de los factores de riesgo cardiovascular más peligrosos. Por eso se la conoce como “la amenaza silenciosa”. Puede tener un origen hereditario o estar motivada por un estilo de vida poco saludable (estrés, tabaco, exceso de alcohol…). A menudo coexiste con otros factores de riesgo cardiovascular, como colesterol elevado, diabetes u obesidad, e incrementa el riesgo de ictus, insuficiencia cardíaca, infarto de miocardio, aneurismas (dilataciones anormales en las arterias) o insuficiencia renal.

Tienen la tensión arterial elevada hasta el 40% de los adultos de mediana edad y más del 60% de los mayores de 60 años. Todos ellos suman más de diez millones de personas en España. Sin embargo, más de la mitad de los hipertensos incumple su tratamiento y la tiene descontrolada, exponiéndose así a importantes riesgos de salud.

Mídetela en casa

Puesto que la hipertensión no produce síntomas que nos hagan sospechar que la padecemos, es muy importante que controlemos nuestras cifras de tensión arterial mediante mediciones frecuentes –incluso aunque normalmente tengamos cifras normales– para detectar una posible subida y prevenir sus consecuencias.

No es suficiente tomarse la tensión solo en las visitas al médico, sino que además es recomendable llevar un seguimiento midiéndola con regularidad en casa. 

Cómo tomarte bien la tensión

  • Siéntate y descansa al menos cinco minutos antes de realizar la medición.

  • Tómatela siempre a la misma hora. El mejor momento es a primera hora de la mañana.

  • Coloca el brazo en posición horizontal a la altura del corazón, apoyándolo en una mesa o en el brazo del sillón.

  • Pon el manguito del tensiómetro alrededor del brazo desnudo, entre el hombro y el codo. Mantén las piernas ligeramente abiertas. Mientras te tomas la tensión no hables ni te muevas.

  • Mide la tensión en ambos brazos y apunta la cifra.

  • Realiza otra medición cinco minutos después para verificar la medición. Si fuera muy distinta de la primera, repítela una tercera vez.

 

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