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Sin embargo, no siempre los cuidamos tanto como deberíamos, especialmente en estos meses veraniegos en los que Lorenzo brilla con fuerza. Si bien es cierto que nuestros ojos tienen mecanismos de protección frente a la radiación solar, como los párpados, las pestañas y otras estructuras internas, que bloquean parte de los rayos ultravioleta, ese “efecto escudo” no es tan potente como para evitar los daños que puede provocar una exposición prolongada al sol. Unas gafas de sol que cuenten con los filtros adecuados es la mejor arma para proteger nuestros ojos contra ellos. Úsalas a diario, son mucho más que un accesorio de moda.
La radiación UV
Oímos hablar constantemente de la radiación solar ultravioleta, pero, ¿sabemos qué es exactamente?
Conocida también como radiación UV, es una parte de la energía radiante que emite el sol, responsable de la sensación de calor que nos produce el “astro rey”. Es invisible al ojo humano, se transmite en forma de ondas electromagnéticas en cantidad casi constante y de ella dependen en gran medida las condiciones climáticas de la Tierra.
- La radiación ultravioleta tipo C (UVC) es la más peligrosa, aunque la capa de ozono evita que alcance la superficie de la Tierra.
- Las radiaciones tipo B (UVB) y tipo A (UVA ) sí atraviesan la atmósfera. Son perjudiciales para la salud porque, además de causar quemaduras y acelerar el envejecimiento de la piel, dañan el ADN de las células y favorecen el desarrollo del cáncer cutáneo, pueden afectar al sistema inmunitario y además son responsables de daños graves en los ojos.
Lesiones en los ojos
- En el cristalino: La opacificación del cristalino es la consecuencia más habitual de los rayos UVB, lo que da lugar a la aparición prematura de cataratas, que en casos avanzados pueden producir ceguera.
- En la retina: El 10% de las personas mayores de 65 años padecen una lesión en la zona de máxima visión, denominada degeneración macular asociada a la edad (DMAE), en cuyo desarrollo tiene mucho que ver las radiaciones UVB y UVA, que también puede ocasionar quemaduras en la fóvea, la parte de la retina dedicada a la visión del color.
- En la córnea: Los UVB pueden provocar queratitis. Esta lesión corneal provoca fotofobia y una sensación de arenilla dentro de los ojos.
- En la conjuntiva: Los UVA y UVB pueden causar pterigion, que es una membrana vascularizada que invade la córnea y progresa hacia la pupila. Otra lesión posible es la pingüécula, una mancha de color amarillento que aparece cerca del limbo corneal.
- En los párpados: El sol puede provocar lesiones cutáneas que pueden desarrollar un cáncer en la piel de los párpados.
En el mar y en las alturas
Tanto en la playa como en la montaña se dan un elevado número de lesiones oculares ocasionadas por falta de prevención. No hay que perder de vista que cuanto mayor es la altitud en la que nos situamos, mayor es también la cantidad de radiación a la que nos estamos exponiendo.
Al nivel del mar, por el “efecto espejo” que produce el agua, se incrementa aún más la intensidad de los rayos UVB y UVA, al igual que lo hacen las paredes y cristales de los edificios, el asfalto y el césped.
Aquellos que sigan creyendo que el sol no es tan peligroso para ellos porque nunca han tenido ningún problema de los que hemos hablado aquí, deben saber que los daños que provoca el sol cuando no nos protegemos de él son acumulativos. Según los expertos, año tras año podemos sufrir lesiones que en un primer momento no den síntomas, pero que a largo plazo ocasionen daños que lleguen a afectar a la visión de forma permanente.
Gafas de sol ¿Vale cualquier lente oscura?
Un error bastante común es creer que todas las gafas oscuras protegen de la radiación ultravioleta. Pero lo cierto es que si unas gafas de sol carecen de filtros especiales para bloquear las radiaciones UVB y UVA, los daños en nuestra salud visual no solo serán los mismos, sino que aumentarán, ya que las lentes solo filtrarán la intensidad luminosa, provocando una dilatación mayor de la pupila y una mayor entrada de radiación ultravioleta en los ojos.
El Consejo General de Ópticos-Optometristas insiste en que, para evitar riesgos, es fundamental utilizar de lentes con filtros especiales que, además de impedir que lleguen al ojo las radiaciones dañinas, eviten el deslumbramiento y proporcionen una visión nítida y confortable. Solo las gafas de sol adquiridas en una óptica, con asesoramiento de un óptico-optometrista, ofrecen plenas garantías de que la calidad de las lentes es la adecuada y que incluyen todos los filtros necesarios.
Las horas con más radiación La intensidad de la radiación solar varía según la hora del día. Durante las primeras horas de la mañana y al atardecer, la radiación incide en la Tierra de manera casi horizontal, por lo que es menos dañina. Sin embargo, en las horas centrales del día (entre las 12 y las 4 de la tarde), la radiación alcanza su mayor intensidad, incluso cuando el cielo está nublado.
¡Toma nota! Los ojos más vulnerables
Todos debemos usar gafas de sol de calidad, pero si hay personas que deben proteger sus ojos de forma especial de la radiaciones solares. ¿Quiénes son?
- Los menores de 18 años, ya que que sus ojos estan aún en proceso de desarrollar los filtros naturales que les protegen de las radiaciones solares.
- Las personas que practican ejercicio físico al aire libre, debido a que pasan mucho tiempo expuestos a la luz solar.
- Las personas mayores, cuyas estructuras oculares pueden ser más sensibles, sobre todo si ya padecen lesiones en la retina, cataratas u otras alteraciones en los ojos.