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O quizá tienes la suerte de vivir en una localidad costera y gozas durante todo el año de la playa, aunque es en verano cuando más la frecuentas. Sea como sea, estamos seguros de que el mar va a ser tu aliado para mejorar tu salud y tu ánimo. Aquí te damos buenas ideas para conseguirlo.
Todos al agua
Si hace calor y el agua tiene una buena temperatura, prueba a darte un baño en el mar.
- ¿No sabes nadar? No importa. Prueba a introducirte al menos hasta las rodillas o la cintura y mueve las piernas suavemente para que tus músculos trabajen con la resistencia que opone el agua. De esta manera, favorecerás la circulación sanguínea en todo el cuerpo, sobre todo si el agua está fresquita. Si te apetece, introduce a ratos los brazos en el mar, para tonificarlos también.
Los beneficios del agua marina se notan enseguida también en la piel: su concentración en yodo y en sodio (sal) ayuda a cicatrizar heridas y a renovar las células. - Hazte unos “largos”. Si te defiendes en el agua (da igual si es a braza o a crol), no pierdas la oportunidad de nadar en el mar. La natación es una de las actividades físicas más completas que existen, porque pone en funcionamiento todos los grupos musculares.
Cuenta con la ventaja de que, al realizarse en el agua, hay menor riesgo de lesiones, mientras refuerza el sistema cardiovascular y respiratorio, y ayuda a mantener bajo control la tensión, el colesterol y el azúcar. Por todo ello es de gran ayuda, por ejemplo, para las personas con diabetes.
Las personas con dificultad para dormir notarán que este ejercicio tan completo también favorece que concilien mejor el sueño.
Eso sí, el mar puede ser peligroso, y toda precaución es poca. Por eso te recomendamos que nades siempre en paralelo a la orilla, nunca mar adentro, y a una profundidad en la que hagas pie, para poder descansar cuando lo necesites.
Una cura “anti estrés”
Contemplar y sentir el mar es una oleada de salud para nuestro organismo. Admirar la belleza de un mar en calma o la fiereza de las olas cuando la marea está alta nos conecta con la naturaleza y nos aleja del estrés cotidiano. A muchas personas, la playa les trae recuerdos de su infancia, y acudiendo en verano a la costa, reviven esas emociones infantiles.
Y si hacer ejercicio nos eleva las endorfinas (hormonas de la felicidad), lo notamos más disfrutando de un tiempo libre activo junto al mar. Este verano, no te quedes en la toalla y pruébalo.
¿Damos un paseo?
Caminar por la orilla a buen ritmo combate la mala circulación en las piernas: el agua, la arena y las piedrecillas masajean tus pies y activan el retorno venoso. Es un ejercicio ideal si tienes celulitis o varices y se te “duermen” las piernas con facilidad.
Al ser la arena una superficie blanda, no produce vibraciones al caminar, lo que te protege de posibles contracturas, pero ten precaución con la arena demasiado blanda si tienes artrosis en las rodillas; puede perjudicarte.
Además, la arena y las piedras actúan como exfoliante natural en los pies y las piernas, eliminando las células muertas de la piel.
- La intensidad de la caminata dependerá de tus condiciones físicas, aunque para notar cómo quemas calorías y fortaleces músculos y articulaciones, debes caminar al menos treinta minutos diarios.
- Si te gusta coleccionar conchas y piedras marinas, es buena idea que lo hagas mientras paseas, pues fortalecerás aún más tus glúteos, cuádriceps, gemelos y la parte inferior de la espalda. Eso sí, agáchate con cuidado para cogerlas.
- Protégete del sol. Ponte crema solar adecuada a tu tipo de piel, usa unas gafas de sol de calidad y cúbrete la cabeza con una gorra, sombrero o pañuelo.
¡Vamos a jugar!
Si ya tienes nietos, seguro que son ellos los que más te animan a moverte cuando vais a la playa. Seguirles el ritmo es imposible... pero verás cómo jugar con ellos a las palas, a la pelota, al platillo volador (frisbee) o acompañarlos mientras se bañan es de lo más divertido del verano. Verás que, con tus niños, haces ejercicio casi sin darte cuenta, y ellos te agradecerán que disfrutes en su compañía.