La calabaza: Un dulce con pocas calorías

Una manera sencilla y saludable de darle color a tu cocina de siempre. Su sabor suave y delicado encanta a los más pequeños y mayores de la casa.


El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente nos recuerda que esta hortaliza es perfecta para los días alegres y soleados de la primavera, del verano y del principio del otoño. Recuerda que de abril a octubre son los meses mejores para su consumo, existiendo distintas variedades según la época del año.

Por su tamaño y vivo color no tiene pérdida, aunque debes saber que también existen especies con una piel más verdosa o amarilla. Aunque estemos acostumbrados a su forma redonda, no te extrañe si la encuentras plana –similar a una boina o una chapela–, de forma alargada como un cacahuete grande o incluso con aspecto de reloj de arena. Estas últimas, antiguamente se vaciaban, se dejaban secar y se utilizaban para el transporte de líquidos y víveres.

Para los que se preocupan por su línea y su salud, es la hortaliza perfecta para mantener la báscula a raya y, a la vez, disfrutar de su dulce y suave sabor.

  • Ligera: Si por algo hay que destacarla es por su bajo aporte energético (15 calorías por cada cien gramos).

  • Hidratante: Es como si de una fruta se tratase: su cantidad de agua es enorme (90%), lo que explica su escaso valor calórico y su gran poder hidratante.

  • Nutritiva: A pesar de ser ligera, su contenido nutricional es alto. Nos aporta hidratos de carbono, fibra, provitamina A y betacaroteno.

  • Antioxidante: Su vivo color viene dado por su elevado contenido en alfa y betacaroteno, compuestos con altas propiedades antioxidantes que previenen el envejecimiento prematuro de las células.

  • Diurética: El agua de su composición y su contenido en potasio la convierten en una hortaliza con propiedades diuréticas, perfectas para ayudar a eliminar el exceso de líquido en el organismo.

  • Laxante: Su contenido en fibra la hace una buena aliada del tránsito intestinal, como remedio del estreñimiento ocasional.

  • Suave: Su carne es fácil de digerir y apta para el consumo de las personas con estómago delicado, los niños y los mayores con problemas de masticación y deglución.

Lista para cocinar

Pese a que su cubierta es dura y gruesa, su carne es tierna, de un color naranja vivo y de un sabor especialmente dulce. Al partirla, descubrirás en su interior una carne fibrosa y con abundantes semillas. ¿Qué puedes preparar con ella? Tiene una estupenda salida en forma de cremas del color del atardecer. Pero no es la única preparación que puedes hacer: su pulpa cortada en tacos queda perfecta en ensaladas, o la puedes pasar brevemente  por la plancha para hacer un acompañamiento diferente. También se puede freír, rehogar, estofar, saltear o gratinar.

Los más golosos también pueden disfrutar de la calabaza en sus postres preferidos. Existen dos variedades dulces: la confitera y la cidra o almizclera, que se aprovechan en repostería como relleno de diversos dulces, natillas, pasteles, flanes, galletas, mermeladas, y sobre todo, para elaborar cabello de ángel. No dudes en poner en práctica cualquiera de nuestras ideas y recetas.

Fácil conservación

Al tener una corteza tan dura, si una vez comprada se guarda en un lugar fresco y aireado, aguanta durante meses sin problemas. Esto es bueno para que la compres en los meses de temporada al mejor precio. Guárdala con tranquilidad en casa para cuando llegue el momento de “estrenarla”.

Eso sí, para los hogares con pocos miembros o para preparaciones puntuales, en muchos supermercados encontrarás trozos de calabaza ya cortados y pelados, que no durarán más de dos o tres días en la nevera.

¡Vaya idea!

  • ORIGINAL RECIPIENTE. Su corteza dura y seca resiste el calor del horno, por lo que se convierte en el plato perfecto para servir la crema de calabaza, un potaje o cualquier postre.
  • ¡CONGÉLALA! ¿Te sobra calabaza cruda? No hay problema, se puede congelar. Córtala en cubitos y escáldala en agua hirviendo. Métela escurrida en bolsitas especiales, y lista.
  • TU NUEVA GUARNICIÓN. Al cocinarse, adquiere la consistencia y gusto de la batata. Será un acompañamiento que combinará a la perfección con carnes de aves o de cerdo, o como sustituto de la patata en guisos y potajes.

La cucurbitina de la calabaza es una sustancia de gran ayuda contra la inflamación de la próstata.

 

 

 

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