SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
1. Fácil de digerir
Gracias a que es un alimento bajo en grasa (de 4 a 7g cada 100g) no produce malestar digestivo. Es una opción muy recomendable si tienes el estómago delicado y buscas alimentos saciantes que no dañen tu estómago.
2. Apto si estás a régimen
Cuando necesites reducir las grasas de tu dieta, debes saber que su aporte es cinco veces inferior al queso curado, de cabra, roquefort o Cabrales. Su aporte calórico es similar a una versión light de uno fresco (97, 60 cal/100 g).
3. Cuida la salud hepática
Aporta vitaminas (B12, B1 y B2) que contribuyen al correcto funcionamiento del hígado. Estas son esenciales en caso de insuficiencia, consumo exagerado de alcohol o si se sigue una medicación que sea excretada por este órgano depurativo.
4. Cuida los huesos
Este suero de leche cuajado, como otros lácteos, aporta calcio, un mineral esencial para mantener la densidad ósea. Inclúyelo en la dieta, junto al queso y al yogur, y podrás cubrir la dosis diaria o alcanzar el requerimiento en embarazo o menopausia.
5. Apto para intolerantes leves
Como el yogur natural, es un alimento recomendado para las personas con bajo grado de intolerancia a la lactosa. Esto se debe a que están fermentados (algo que no pasa con la leche), un proceso que rompe la lactosa y consigue reducir bastante sus niveles.
6. Mantiene neuronas y músculos
Por un lado, por su contenido proteico de alta calidad: presenta cuatro veces más proteínas que la leche y el doble que un yogur. Por otro, por su aporte en fósforo que contribuye al funcionamiento de los neurotransmisores cerebrales y favorecen la función muscular.
Aligera los postres
Aunque la fruta fresca tiene que ser tu primera opción para terminar una comida, de vez en cuando se puede tomar un bocado dulce bajo en calorías. En esta misión puede ayudarte el requesón (reduce considerablemente la densidad energética de la receta). Es el sustituto ideal de quesos cremosos y natas sin que afecte a la textura ni al valor nutritivo.