Un problema muy común con el que se enfrentan muchas familias cada año. ¿Cómo combatirlos? Mucho ojo a las cabezas y tener a mano la liendrera para poder eliminarlos.

La vuelta al cole aumenta el riesgo de infestación. Aunque no es grave, sí ocasiona muchas molestias. Se contagian por contacto directo (cabello a cabello) en la mayoría de los casos y por compartir objetos en menor frecuencia. La falta de higiene, erróneamente a lo que muchos creen, no es un motivo para contraerlos, ya que los piojos no se alimentan de suciedad, sino de sangre. Por ello, cualquier niño y cualquier persona que abrace, duerma o entre en contacto con una persona con estos insectos puede contagiarse. De ahí que la detección precoz y un buen tratamiento sean las únicas armas eficaces para librarnos de ellos.

Señales de alerta

Para alimentarse, los piojos pican varias veces al día el cuero cabelludo con su aparato bucal, inyectan saliva anticoagulante en la picadura y succionan la sangre. Esta saliva puede provocar una reacción alérgica, picor y lesiones al rascarse, principalmente detrás de las orejas y en la nuca. El picor se manifiesta en personas sensibles a la saliva (en torno al 40-50% de los casos). Además, puede no manifestarse de inmediato o incluso no aparecer y alguien puede tenerlos y no rascarse. Por eso la infestación puede pasar inadvertida a no ser que se realice una inspección ocular regularmente.

Tratamiento

Si se detectan piojos, hay que tratar la cabeza y los objetos del entorno. Puede utilizarse una liendrera o tratamientos pediculicidas de venta en farmacias (champús, lociones...). Bastaría una sola aplicación para eliminarlos, pero se aconseja hacer un control con liendrera durante 10 días y volver a realizar una segunda aplicación si se observa que aún hay liendres o piojos.

Se pueden tener piojos y no sentir necesidad de rascarse, por eso es importante la inspección ocular

Cómo usar la liendrera

Debe utilizarse durante unos 15 días y mejor sobre el pelo mojado porque los piojos se deslizan mejor. Coloca la cabeza del niño inclinada sobre una superficie blanca para poder distinguir los piojos. Pasa la liendrera mechón por mechón, desde la raíz del cabello hasta la punta, insistiendo detrás de las orejas y en la nuca.

Para confirmar que lo que ha caído es un piojo vivo, acerca un cabello. Si se agarra, lo es. Es recomendable utilizar una liendrera distinta para cada persona o bien hervirla unos segundos si se va a compartir.

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