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Esa descoordinación les provoca a muchas personas una sensación de malestar o inestabilidad para mantenerse de pie o fijo en un sitio, vista “nublada” e incluso pueden caerse al suelo. Es lo que llamamos mareo.
Este tipo de mareo no significa que estemos enfermos, pero, en otras circunstancias, marearse sí puede ser síntoma de una enfermedad importante. Muchos mareos se tratan en realidad de episodios de vértigo, que se caracterizan por la sensación de desequilibrio, náuseas, vómitos, sudoración, disminución de la audición, pitidos de oídos y movimientos anormales de los ojos de forma involuntaria (nistagmo).
Algunos trastornos graves en el oído o en el cerebro, así como algunas enfermedades cardíacas (como las arritmias) o una bajada brusca de tensión (síncope) pueden comenzar con un vértigo, por lo que no podemos dejarlos pasar.
¿Cuándo hay que ir al médico?
Si padeces mareos intensos prolongados (vértigos) acompañados de náuseas y vómitos, no debes tardar en consultar a tu médico de familia, quien te realizará una exploración completa para identificar la causa, que incluirá:
- Toma de la tensión arterial, del azúcar (glucosa en sangre) y de la frecuencia cardiaca.
- Auscultación cardiaca, para descartar que exista un soplo. También puede ser necesario un electrocardiograma para estudiar una posible arritmia cardiaca.
- Examen de los oídos, para estudiar si dependen de un trastorno auditivo.
- Una exploración neurológica en la que el médico observará con una linterna las pupilas y los movimientos de los ojos. Buscará asimetría en el rostro, alteraciones en la fuerza, en la coordinación de movimientos, en la sensibilidad de extremidades, en el equilibrio, la marcha…
3 Consejos para controlar un mareo
- Túmbate en la cama o en un sillón en total reposo hasta que notes que te has recuperado del todo.
- Evita levantarte bruscamente y espera unos minutos en el borde de la cama antes de ponerte en pie.
- No hagas giros violentos del cuello, ni movimientos rápidos con los ojos.
¿Sabías que…?
Un tipo de vértigo muy frecuente es el paroxístico benigno que se produce por la presencia de unos pequeños cálculos (otolitos) en el laberinto del oído interno, órgano responsable del equilibrio. Estos “intrusos” en nuestro sistema auditivo provocan mareos cuando nos movemos, giramos la cabeza en la cama o la levantamos desde la almohada. Aunque estos otolitos suelen desaparecen sin tratamiento, es necesario tomar fármacos que alivien los síntomas.