En estos meses de verano, cuando las temperaturas suben repentinamente y se mantienen muy altas durante días –lo que conocemos como ola de calor–, tenemos que estar muy atentos a cómo reacciona nuestro cuerpo.


Uno de los trastornos más habituales que desencadena el calor extremo es la deshidratación. El cuerpo humano regula su propio calor como lo hace un radiador: nuestra temperatura corporal depende de la cantidad de agua circulante en todos los órganos. Sin embargo, si se produce una pérdida excesiva de líquido y sales minerales, –acelerada por una temperatura alta, una humedad elevada y una mayor sudoración– y no la reponemos, corremos el riesgo de sufrir lipotimias, mareos, debilidad, agotamiento e incluso dificultades para razonar y reaccionar con normalidad.

Son trastornos que se acentúan en las personas más vulnerables: bebés y niños pequeños, personas mayores, quienes padecen enfermedades del corazón o cerebrovasculares, respiratorias, renales, neurológicas o metabólicas (diabetes), quienes toman medicamentos, están convalecientes en la cama o tienen sobrepeso.

Para no deshidratarte este verano, recuerda estos consejos

  1. Toma más líquido. En verano hay que beber unos tres litros de líquido diarios, que pueden ser  agua, zumos, refrescos o batidos. Hay que beber continuamente para mantener el equilibrio hídrico y los electrolitos o sales minerales del organismo.

  2. Bebidas con sabores. Si te cuesta beber agua o normalmente no te apetece, puedes elegir entre una amplia variedad de bebidas con sabores: “light” o “zero”, con o sin gas, zumos de frutas, bebidas con sales minerales... Al tener un sabor apetecible, te animarás a tomar más líquido y mantendrás una óptima hidratación.

  3. Anticípate a la sed. El cuerpo sólo avisa cuando ha perdido mucho líquido. Por eso debemos hidratarnos a lo largo de todo el día. Si tienes personas mayores o niños en casa, recuerda que no suelen tener ganas de beber, por lo que hay que procurar que beban con frecuencia. No olvides ir con provisiones de todo tipo de bebidas siempre que vayas a la playa, al campo o vayas a hacer un viaje de largo recorrido.

  4. Durante el ejercicio, rehidrátate. Cuando haces ejercicio físico, tu pérdida de sales minerales o electrolitos, al intensificarse tu transpiración, es mayor que en condiciones normales, e incluso más si te expones al sol. Para evitar lesiones musculares y lograr un rendimiento óptimo, rehidrátate preferiblemente con bebidas con sales minerales. Te recuperarás antes y de forma más duradera.

Asegúrate de que los niños beben abundante líquido a lo largo del día.

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