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No siempre es fácil identificar las causas que nos está produciendo dolor cervical, sobre todo si lo padecemos continuamente.
A veces coinciden varios de estos motivos, que pueden ser circunstanciales, como los siguientes:
- Cambios bruscos de temperatura. Especialmente en primavera pasamos del calor al frío en poco tiempo, y el cuerpo no es capaz de amoldarse a ellos fácilmente. Su reacción ante estos cambios se aprecia en el área cervical. Se producen contracturas musculares y se acentúan las que ya existen.
- Tensión nerviosa. En la zona del cuello se concentran numerosas terminaciones nerviosas que se tensan como reflejo del nerviosismo. Por eso, las personas sometidas a estrés continuo o padecen ansiedad o depresión son propensas a quejarse de dolor cervical.
- Fatiga muscular por sobreesfuerzo o por falta de ejercicio. Si forzamos los músculos cervicales y estos no están fuertes y elásticos, es normal que aparezca dolor en el cuello. Y si hacemos ejercicio de manera incorrecta, podemos dañar la zona cervical.
- Malas posturas. Quienes se dedican a una actividad que exige atención visual (estudio, costura, manualidades, trabajo con ordenador, etc.) tienden a encorvarse sobre la mesa o escritorio, y el dolor en las cervicales no tarda en aparecer. También duele el cuello al dormir en posición incómoda.
Otras causas
Determinadas enfermedades y lesiones en el área cervical también originan molestias; entre ellas:
- Trastornos reumáticos como la artritis, la artrosis…
- Lesiones cervicales debidas a accidentes de tráfico u otros traumatismos (fracturas de vértebras, latigazo cervical, etc.).
- Pequeñas fracturas de la columna por osteoporosis.
- Estrechamiento del conducto del nervio raquídeo (estenosis raquídea).
Alivio con calor seco
La aplicación de calor seco es lo mejor para relajar la tensión muscular de la zona cervical, reducir la inflamación y restablecer la circulación sanguínea en esa área.
Está indicado cuando aparecen crisis de dolor, o bien por la mañana (para activar los músculos y que no duelas durante el día) o al final de la jornada (para relajarse y aliviar la tensión acumulada).
También es importante hacer ejercicios de movimiento lento: arriba y abajo, de lado a lado y de oído a oído, para estirar suavemente los músculos del cuello.
Y hay que elegir bien la almohada con la que ese duerme: debe resultar cómoda, de altura y dureza media, aunque cada persona tiene preferencias particulares.
Si estamos obligados a estar mucho tiempo sentados, es bueno levantarse y moverse cada cierto tiempo para prevenir el dolor de cuello y espalda.