SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
Cuando llega la primavera aumentan los casos de depresión. La llamada astenia primaveral provoca en nosotros los mismos síntomas que los de esta enfermedad (cansancio, tristeza, pérdida de apetito, irritabilidad y falta de concentración). Por su parte, en esta época, las personas que son más vulnerables a padecer depresión son también más propensas a recaer.
¿Cómo podemos detectar entonces que se trata de una enfermedad y no de un siempre estado de ánimo? "Cuando tenemos depresión, el decaimiento y las ganas de llorar permanecen en el tiempo. No se trata de una etapa pasajera sino de una pérdida de interés por muchas cosas durante un tiempo prolongado que afecta a nuestras rutinas diarias: tenemos más (o menos) ganas de dormir, se altera nuestro apetito, nos sentimos culpables por todo e incluso podemos llegar a pensar en la muerte o el suicidio", explican los psicólogos de las Clínicas Origen (Madrid). En ocasiones no te sientes bien ni con tu pareja ni con tus hijos. Las cosas que te gustaban te empiezan a dar igual. Muchas veces te levantas y haces tus tareas solo por responsabilidad pero sin implicarte.
¿Cómo llegué aquí?
Acabar teniendo un episodio depresivo no es una cuestión de un día para otro. Nos deprimimos de manera progresiva. Es como un bucle por el que vamos bajando, en el que cada vez realizamos menos actividades y nuestros pensamientos y emociones son más negativos día a día. Estos tres aspectos se van retroalimentando y van llevándonos a estados depresivos de mayor gravedad.
Claves para vencerla
"La primera pauta para superarla es ser conscientes de que tenemos que forzarnos a realizar, poco a poco, actividades que nos eran placenteras antes de encontrarnos deprimidos", explica la psicóloga Pilar Conde, del mismo centro madrileño. Debemos comenzar por aquellas rutinas que nos supongan menos esfuerzo e incorporar -lentamente- el resto hasta llegar a la actividad habitual que teníamos antes de caer en la depresión.
El deporte, aunque sea simplemente pasear, es fundamental para recuperarnos ya que nos ayuda a liberar los neurotransmisores que hacen que estemos de mejor humor. Hay que caminar a diario 30 o 45 minutos.
Nuestra familia
Su apoyo es clave para ayudarnos a retomar nuestra dinámica diaria, pero siempre hemos de ser conscientes de que la máxima responsabilidad para superarla es nuestra. Una vez que se está deprimido, el hablar de “lo mal que me encuentro” no genera beneficio.
Hay que intentar que las conversaciones se centren en otros aspectos de nuestra vida. Y ojo: nuestros familiares no deben tratarnos como a una persona enferma, dado que muchas obtienen beneficios colaterales al estar deprimidas y eso puede acrecentar la desmotivación para salir de donde se encuentran. Nos tenemos que sentir queridos, eso sí, y es importante que escuchemos de los nuestros ánimo al ver cómo nos esforzamos para salir del bucle, que nos digan que lo que nos pasa es una situación pasajera.
¿Cómo detectarla?
Acude a un especialista si sufres los siguientes síntomas:
1. Abandonas tus actividades de ocio.
2. No te apetece hablar.
3. El apetito te cambia.
4. No disfrutas de las actividades que antes te gustaban.
5. Sufres trastornos de sueño.
6. Experimentas sentimientos de tristeza constantes y mantenidos en el tiempo.
7. Te sientes irritable.
8. Cuidas menos tu apariencia e higiene.
9. Te cuesta mucho realizar las tareas de casa.
10. Tienes ideas de suicidio.
Las 6 fases para afrontarla
Tu sentimiento de tristeza irá disminuyendo con el tratamiento adecuado.
1. Estás triste. Te sientes decaída y solo tienes ganas de llorar. Todavía dudas de si ir al médico porque piensas que puede tratarse de un estado de ánimo pasajero.
2. Algo te ocurre. Eres consciente de que lo que te pasa no es normal porque a tu tristeza se suma el cansancio, la fatiga y las pocas ganas de hacer nada.
3. Acudes al médico. Decides ponerte en manos de un experto (psicólogo o psiquiatra), que te diagnostica depresión y comienzas un tratamiento.
4. Te obligas a no rendirte. El especialista te ha enseñado que el primer paso para superar la depresión es no rendirte, obligarte a salir y recuperar tus rutinas. Te encuentras más animada porque observas los primeros progresos.
5. Eres constante. Sigues con el tratamiento pautado y refuerzas tu estado de ánimo apuntándote a actividades de ocio.
6. Optimista. Te sientes más fuerte. Sabes que puedes ser feliz y luchas a diario por conseguirlo.