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Convivir con la migraña puede ser muy invalidante para muchas de las personas que la sufren, que mayoritariamente son mujeres jóvenes o de mediana edad. Cuando aparecen las crisis, los síntomas llegan a ser tan intensos que obligan a guardar reposo, impidiendo seguir trabajando, estudiando o realizando cualquier otra actividad cotidiana.
Pese a estos claros inconvenientes, sin embargo, muchas personas que padecen migraña aseguran que sus síntomas, por ser en muchos casos inespecíficos y ocasionales, no reciben una atención satisfactoria por parte de su médico de Atención Primaria o incluso de su neurólogo, o bien se quejan de que no obtienen el alivio esperado con los tratamientos que los médicos les han indicado, por lo que buscan remedio en las conocidas como “terapias alternativas”, con la esperanza de conseguir aplacar con más éxito sus insidiosos dolores de cabeza, así como prevenir que se desencadenen nuevas crisis.
Pero, ¿realmente funcionan estos supuestos remedios? ¿Cuentan con garantías de seguridad? Veamos en qué consisten las terapias alternativas para la migraña y cómo actúan verdaderamente, según los expertos.
1. Plantas medicinales: Para tratar la migraña se comercializan preparados de especies como jengibre, valeriana, melisa, tila, alcachofera, boldo, cardo mariano, onagra, sauce, ginkgo biloba, ulmaria o matricaria, e incluso hay tratamientos específicos con flores de Bach. Algunas de estas plantas, como el jengibre, el sauce o la ulmaria, sí proporcionan un efecto analgésico, ya que contienen sustancias precursoras del ácido acetilsalicílico.
Otras de estas plantas se usan para combatir la supuesta “causa” que está generando la migraña. Es el caso del ginkgo, que se emplea cuando se sospecha que la migraña es de origen “vascular”, o de la alcachofera o del cardo mariano cuando se cree que la causa de los dolores de cabeza está en un trastorno hepático. Sin embargo, como apuntan los especialistas en neurología, estas plantas nada pueden hacer para prevenir o aliviar la migraña, puesto que se sabe que esta enfermedad ni se origina en los vasos ni en el hígado.
2. Homeopatía: Compuestos como el ferrum phosphoricum, el iris versicolor, el nux vómica o la sanguinaria se comercializan para tratar el dolor migrañoso en función de si es punzante, pulsátil, opresivo o si hay vómitos. Los neurólogos ponen en tela de juicio que esta forma de abordar los síntomas tenga cualquier efecto, puesto que no hay estudios que certifiquen que sea eficaz tratar de forma aislada diversos tipos de dolor que, en realidad, se suelen dar al mismo tiempo en las crisis de migraña.
3. Acupuntura: El escepticismo de los neurólogos sobre el tratamiento de la migraña con esta terapia de la medicina tradicional china se debe a que se diagnostica como supuesta causa de la migraña “el exceso de calor en el hígado” o “la deficiencias Yin del riñón”, afirmaciones difícilmente compatibles con la ciencia médica occidental.
4. Masajes: Diversos estudios han comprobado que, en los casos en los que la migraña tiene un marcado componente tensional, los masajes realizados por fisioterapeutas sí proporcionan alivio para el dolor de cabeza y los síntomas relacionados. No obstante, tratar la migraña exclusivamente con masajes no es eficaz, dado que en esta dolencia intervienen otros factores.
Lo que sí ayuda
Las personas que padecen migraña no deben tirar la toalla si su médico no termina de dar con la tecla en cuanto al tratamiento más efectivo para su caso particular, porque es normal tener que ir probando el resultado de diferentes fármacos hasta dar con el más eficaz para el paciente.
Los betabloqueantes, el topiramato o la toxina botulínica han demostrado ayudar a muchas personas migrañosas, si bien no hay que apostar todas las cartas a que con medicamentos se va a lograr controlar las crisis y el intenso malestar que provocan.
El “medicamento ideal” no existe, sino que es imprescindible reforzar los efectos de los fármacos con una serie de medidas “de vida sana” que hay que practicar a diario, como mantener horarios de descanso regulares, dormir las horas necesarias, llevar una alimentación equilibrada (restringiendo al máximo sustancias como los excitantes), no pasar muchas horas sin comer, evitar el sobrepeso y hacer ejercicio como rutina.
El ejercicio practicado de manera regular ayuda a prevenir las crisis de migraña, sobre todo si incluye técnicas de relajación física y mental.
La potencia del efecto placebo
Está bien estudiado que, en muchas enfermedades, sobre todo en las que hay dolor, el simple convencimiento del paciente de que un tratamiento le va a dar buenos resultados ya tiene de por sí un potente efecto analgésico. Confiar en que la terapia a la que se está sometiendo le va a ser eficaz hace que su cerebro segregue de manera natural endorfinas y otras sustancias calmantes. Este efecto es el que parecen tener los tratamientos alternativos para la migraña en las personas que aseguran que les resultan de gran ayuda. Por este motivo, cuando un paciente les refiere cierta mejoría con alguna de estas terapias, los neurólogos no se oponen radicalmente a que continúe con ella, por más que desconfíe de su efectividad, si bien debe dejarle claro que estas terapias carecen de base científica y, de hecho, son totalmente ineficaces en la inmensa mayoría de los pacientes migrañosos.
Histamina bajo control
Una de las claves que pueden ayudar a reducir la frecuencia e intensidad de las crisis de migraña puede no ser tanto “tomar algo que quite el dolor de cabeza", sino dejar de tomar o tomar menos de aquello que favorece que el dolor aparezca. Nos referimos a los alimentos que hacen que aumente la histamina el organismo, como pueden ser:
- Leche fresca de vaca y lácteos curados.
- Fresa y naranja.
- Tomate fresco.
- Pescados en conserva.
- Marisco.
- Carne conservada.