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No más de 50 gr. al día. Esa es la cantidad máxima que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda tomar de azúcares libres o agregados (distintos de los que contienen naturalmente las frutas y las verduras). Pero su recomendación desde marzo de este año, es que esa cantidad no supere los 25 gramos, lo que equivale aproximadamente a seis cucharaditas de café.
De hecho, la recomendación no es tal, sino un ruego para acabar con la epidemia de obesidad y diabetes que nos está empezando a rodear. Pero, en realidad, esos 25 gramos son una cantidad ínfima comparada con el azúcar que tomas a diario. Porque, si lo piensas, tomas mucho más que eso, ya que no es solamente el que echas en el café: a ese hay que sumar el ‘invisible’, el que ingieres en la mayoría de los alimentos cotidianos. Esa es la vía de entrada del 75% de la glucosa que ingieres a diario. Un azúcar oculto que está en los yogures y postres lácteos, en los productos de pastelería y bollería industrial, en los zumos y néctares de frutas, en los cereales de desayuno, en las salsas, en los chocolates y, en general, en casi cualquier alimento procesado y envasado, ya sea dulce o salado. Pero, sobre todo, en los refrescos, los productos más azucarados del mercado.
Más diabetes y obesidad
Una lata de refresco de cola normal de 330 ml tiene la friolera de 35 gramos de azúcar, el equivalente a cinco terrones. Nueve gramos más del máximo recomendado por la OMS. Una barbaridad. Sobre todo porque cualquier estudio científico medianamente serio asegura que la ingesta de refrescos engorda. Y mucho. Y esa es una realidad incontestable.
El último es, precisamente, español e indica que el consumo de cuatro o más bebidas carbonatadas–azucaradas a la semana «eleva en niños y adolescentes un 246 por ciento el riesgo de presentar obesidad », según una investigación de la profesora de la Universidad de Navarra Nerea Martín Calvo. El estudio, premiado por el Colegio Oficial de Médicos de Guipúzcoa, indica que «cada ración extra diaria de este tipo de bebidas multiplica por 1,69 el riesgo de obesidad».
Un estudio que viene a refrendar un metanálisis realizado por la American Diabetes Association, que concluye que tomar uno o dos refrescos azucarados al día es capaz de aumentar un 26 por ciento el riesgo de diabetes tipo 2 en comparación con aquellos individuos que no toman bebidas azucaradas o las toman esporádicamente. Y, por si fuera poco, la misma investigación relaciona el consumo de estas bebidas con incrementos del peso y del riesgo de sufrir síndrome metabólico.
Resistencia a la insulina
No solo engordan. Los refrescos azucarados, según un estudio danés publicado en el American Journal of Clinical Nutrition, aumentan de forma signifi cativa los acúmulos de grasa alrededor del hígado, lo que puede causar diabetes y resistencia a la insulina. El estudio revela que las personas que tomaban un refresco de forma regular todos los días durante seis meses experimentaban un aumento de entre el 132-142% de grasa en el hígado.
Ácido fosfórico: El toque ácido que te envejece
Ya sean normales, light o zero, los refrescos de cola aceleran el envejecimiento. El responsable es el ácido fosfórico, el aditivo que los confiere el toque ácido. Un estudio realizado en ratones por los doctores Mutsuko Ohnishi y M. Shawkat Razzaque, de Harvard, certifi ca que los roedores con un exceso de este compuesto en su alimentación mueren de media cinco semanas antes que el resto de ratones alimentados con una cantidad normal de ácido fosfórico.
Un refresco de cola normal de 330ml. aporta 139 calorías, y todas provienen de los 39gr. de azúcar de su composición.