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Septiembre es el mes de la vuelta al cole. Este año, alrededor de 7,6 millones de alumnos regresan estos días a las aulas. Y las familias, con los últimos coletazos del verano, deben anticiparse para probar los uniformes, comprar ropa, forrar los libros y preparar el material escolar. Pero por encima de eso, los padres deben someter sus hijos a ciertas revisiones de rutina y también tomar ciertas precauciones. Estas cinco son básicas para asegurarles una correcta vuelta al cole, garantizar su rendimiento escolar y un adecuado desarrollo físico e intelectual.
Haz que duerma
La adaptación a la rutina escolar depende, desde el primer día, de su disciplina de sueño. «Los niños en edad escolar deben dormir entre 9 y 11 horas como mínimo. Está demostrado que una correcta higiene del sueño favorece el aprendizaje, la asimilación de experiencias y el crecimiento», aconseja la Asociación Española de Pediatría (AEP). Por esta razón los pediatras aconsejan a los padres «acostumbrar a los niños a la rutina del sueño escolar lo antes posible». De hecho, para que la adaptación sea progresiva, se recomienda que un par de semanas antes de la vuelta vayan acostándose antes y levantándose más temprano para que se adapten a las exigencias horarias poco a poco.
Revísale la vista y el oído
El desarrollo académico de los pequeños puede verse limitado si sufren problemas de oído o vista. De ahí que asegurarse de que no tienen miopía o astigmatismo ni problemas auditivos sea una de las primeras cosas que hay que hacer antes de volver a las aulas. Y, en el caso de que esos problemas existan, poder ponerles remedio.
Vigila su espalda
Otro aspecto que debe vigilar es la salud de la espalda del menor. Aunque no se observe ningún problema, la Asociación Española de Pediatría recomienda a los padres prestar especial atención a las mochilas que usarán para transportar sus libros y cuadernos. «No han de ser elegidas al azar. Son recomendables aquellas con correas anchas y acolchadas», advierte. También los carritos adaptables o las carteras tipo trolley son una buena opción.
Por el bien de su espalda, también habrá que estar atentos a que la postura que adoptan cuando estudian o hacen los deberes sea la correcta para evitar curvaturas anómalas de la espalda, ya sean cifosis o escoliosis.
Presta atención al menú
Si el niño come en el colegio se debe revisar el menú del comedor para planificar el resto de las comidas que se hacen en casa. «Hay que ser proactivos en la alimentación de nuestros hijos y saber qué comen en el colegio para ofrecerles una alimentación equilibrada», aconseja la AEP. Entre sus recomendaciones también figura evitar la bollería y aprovechar la hora del recreo o la de la merienda para incluir en la dieta fruta en forma de piezas enteras.
Fomentar el deporte –lo aconsejable es una hora diaria de ejercicio físico-, reducir al máximo las horas de televisión y revisar si tienen piojos o liendres antes de volver a las aulas son otros de los consejos de los pediatras para una feliz vuelta al cole.
El 10% del peso del niño. Eso es lo máximo que debe pesar la mochila escolar de nuestros hijos para evitar futuros problemas de espalda. También es importante corregir su postura cuando están estudiando para que no sufran¡ escoliosis ni cifosis.
¿Y si tiene una enfermedad crónica?
Los padres de los pequeños que tienen problemas de salud –asma, diabetes…– han de preparar a sus hijos especialmente desde un punto de vista psicológico para que estos no se sientan socialmente aislados ni limitados en sus actividades.
De lo contrario, sus enfermedades pueden provocar problemas en el colegio e incluso un fracaso escolar. Ese fracaso puede comenzar si esos niños sienten tristeza, ansiedad, miedo o dolor por sus enfermedades o creen que están sobreprotegidos, lo que según los expertos puede derivar en un ensimismamiento o en acciones de rebeldía. Todo ello puede llevarles a prestar menos atención en las clases y a que su aprendizaje y desarrollo físico e intelectual se vea mermado.
Es importante que los padres presten especial atención a cómo tratar a sus hijos si han de recurrir a un ortodoncista, un ortopedista, un dermatólogo, un logopeda... Sin ser necesariamente problemas serios de salud, sus tratamientos pueden causar inseguridad, baja autoestima, pérdida de confianza... Los problemas de acné o de dientes son los que más reparos provocan.
Los pediatras recomiendan a los padres tener un contacto muy directo con los especialistas en el caso de que sus hijos sean alérgicos o intolerantes a alimentos, plantas, animales o partículas.
Por último, hay que tener en cuenta las vacunas que pueden administrarse a los niños según su en edad. Así, la del sarampión puede aplicarse a menores de 4 años; la de la difteria, a niños de 6 años; la de la varicela, a los de 12 años; y la del tétanos, la tosferina y el papiloma humano, a los 14.