SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
Todos nos hemos sentido tristes alguna vez y hemos asegurado que estamos “deprimidos” para explicarles a los demás ese estado de ánimo. Pero es importante distinguir entre la tristeza –un estado emocional transitorio– y la depresión, que es una enfermedad que requiere tratamiento.
Una persona que simplemente está triste conserva la lucidez, por lo que en poco tiempo logra recuperarse.
En cambio, una persona con depresión es incapaz de tomar decisiones, se encuentra siempre agotada, le cuesta concentrarse y rechaza cualquier oportunidad de disfrutar con las cosas que antes le gustaban. La depresión conlleva un bloqueo de las emociones que el enfermo no sabe controlar ni superar por sí mismo. La intervención de un profesional es, pues, imprescindible en estos casos.
Los especialistas distinguen las depresiones endógenas, que son las que tienen un origen biológico, de las exógenas, que vienen motivadas por uestiones externas.
¿Cuándo ir al médico?
Ante una tristeza persistente y una ansiedad que no se disipa con el tiempo y que no tiene motivo aparente, sobre todo si esta situación supone un obstáculo en la vida cotidiana, hay que ir al médico: al de familia, primero, y si éste lo ve necesario, al psiquiatra o al psicólogo después.
Las personas deprimidas no deben darse por vencidas, porque esta enfermedad tiene solución. Existen diversos tratamientos, farmacológicos –con antidepresivos– o basados en la psicoterapia. El psicólogo o psiquiatra determinará si un paciente necesita uno u otro, o una combinación de ambos, como ocurre en la mayoría de los casos.
¿Deprimidos en otoño?
Nuestro ritmo vital y nuestra energía está gobernada en gran medida por la luz solar. Por eso, con la llegada del otoño, algunas personas padecen el llamado trastorno afectivo estacional, que está relacionado con la menor cantidad de horas de luz. Es un estado anímico transitorio que se va superando a medida que el cuerpo se va aclimatando a la nueva estación. Para ayudar a estos pacientes se practica la fototerapia, un tratamiento que simula la acción de la luz del sol con lámparas.
Tres maneras de ayudar
- Apóyale: Si tienes un familiar o amigo con depresión, anímale a seguir tomando la medicación y yendo a terapia para que no se rinda.
- Acompáñale: Proponle actividades que le distraigan. Pero respeta los momentos en que necesita estar a solas.
- Escúchale: Aunque le cueste, anímale a hablar de lo que quiera. No insistas en que te explique por qué se siente mal.