SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
Vigila la temperatura y el tiempo de infusión
Si es negro, el agua debe estar entre los 90 y los 95 ºC. Para los tés verdes, un poco más baja: entre 85 y 90 ºC. Para llegar a estas temperaturas basta con hervir el agua y esperar después unos segundos a que se enfríe ligeramente. Si introduces el té en agua hirviendo (a 100 ºC), su sabor y aroma se verán perjudicados.
En cuanto al tiempo de reposo, cuanto más se deje la bolsa en el agua, mayor será su sabor y la cantidad de sustancias naturales que se transferirán al agua. Para el té, lo ideal es que se deje en reposo entre dos y tres minutos. Cualquier otro tipo de infusión se debe dejar entre cuatro y cinco minutos.
Elige un buen producto
La calidad de la hoja influye de forma determinante en el color, olor y sabor de la bebida. Elige aquellas que tengan las hojas enteras, grandes trozos de fruta e ingredientes naturales, que dan un mejor sabor.
Busca el recipiente ideal
Las tazas de cerámica, de porcelana blanca o de vidrio transparente nos permiten disfrutar el color de la infusión, no interfieren en el sabor de la misma y mantienen el calor.
Azúcar, leche, limón... A tu gusto
El azúcar ayuda a mitigar el amargor de algunos tés e infusiones. Algo similar ocurre con la leche. En cambio, al añadir limón (en trozos o exprimido) añadimos una nota de frescor y suave acidez.
Una infusión para cada día
Todo evoluciona y con las infusiones pasa lo mismo. No caigas en el aburrimiento y prueba nuevas combinaciones de plantas, flores y frutas. Las hay que te ayudarán a activarte (con ginseng, té...), que te ayudarán a deshincharte y eliminar líquidos (con hinojo, hojas de tilo, jengibre...), que te relajan (con camomila, valeriana...), las que refrescan el aliento y ayudan con las digestiones pesadas (con menta, eucalipto...), para los niños (con frutas y sin azúcares añadidos ni estimulantes), e incluso, que te ayudan a dejar de fumar (con menta, azahar, rooibos, valeriana...).