Pasamos en la cama un tercio de nuestras vidas (los más perezosos algo más…), por eso, es fundamental que mantengamos el equipo de descanso (base, colchón y almohada) en perfecto estado para poder disfrutar de un sueño reparador.


¿Te sueles despertar con dolores de cuello o espalda o con la sensación de no haber descansado lo suficiente? Si es así, seguramente ha llegado el momento de renovar tu cama. Según los expertos, deberíamos jubilar nuestro colchón cuando cumpla diez años o si nos parece que tiene bultos o huecos extraños. Pasada la década, el colchón pierde sus cualidades necesarias (higiene, amortiguación y confortabilidad) para proporcionarnos un buen descanso.

Escoge colchón

A la hora de comprar un colchón es importante que no te guíes sólo por la estética; la firmeza, los materiales, la adaptabilidad al cuerpo, la amortiguación y la comodidad son los factores clave para decantarte por un modelo.

En cuanto a los materiales, existen varias opciones:

  • De muelles: transpira muy bien, pero con el tiempo pierden estabilidad en el centro y conservan mal el calor.
  • El de gomaespuma es el más económico, pero pierden firmeza con facilidad y regulan peor la temperatura.
  • Los de látex duran más, se amoldan mejor al cuerpo y son antiácaros, pero resultan algo más costosos.
  • Los de poliuretano viscoelástico se adaptan a la perfección a tu postura corporal, pero son los más caros.

A pesar del mito, un colchón blando puede ser más adecuado para una persona gruesa y uno duro para una persona delgada. Lo mejor para todos uno intermedio. Fíjate que exceda de tu altura al menos en 15 cm, que la espalda se mantenga recta, y que sus materiales eliminen la humedad. Si además es fácil de limpiar, mejor que mejor.

En todo caso, solicita el asesoramiento de un especialista.

Los otros pilares del descanso

El somier ha de mantener el confort y firmeza del conjunto; mientras que la almohada ha de ser de materiales transpirables, y asegurar que las cervicales y las dorsales formen el mismo ángulo que cuando estamos de pie. Dormir sin ella puede provocar tensión muscular.

Camas especiales

Hay personas que por su edad, grado de dependencia o enfermedad necesitan una cama con unas características especiales, ya que tienen limitados sus movimientos o se ven obligados a pasar más tiempo en ella.

  • Cama: debe ser de articulación eléctrica, resistente y preferiblemente de cuatro planos. En ocasiones se requiere un sistema de elevación eléctrico. Si necesitan barandillas, ya sean fijas o abatibles, éstas deben estar sujetas a la estructura de la cama y permitir que el usuario pueda entrar o salir de ella con facilidad. Para evitar caídas deben disponer de bloqueos de seguridad.

  • Colchón: lo ideal es que tenga un espesor de entre 13 y 16 cm, que sean 100% de látex o de viscoelástica con poliuretano, que favorezcan el reparto de las presiones y, por supuesto, que sean confortables y fáciles de limpiar.

Los expertos recomiendan dar la vuelta al colchón al menos cuatro veces al año.

 

 

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