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Hasta hace pocos años, la presbiacusia, es decir, la pérdida progresiva de la audición, se relacionada casi en exclusiva con las personas de edad avanzada, ya que es un problema que surge sobre todo a medida que cumplimos años. Sin embargo, la tendencia ha cambiado: cada vez hay más adultos jóvenes que padecen este problema, aunque no lo quieran reconocer. En estos casos, es muy común el “a mí eso no me a pasar”. Sin embargo, los especialistas ya están alertando que los jóvenes de hoy tendrán a los 50 años los mismos problemas auditivos que presentan en la actualidad sus abuelos de 70 años.
Demasiado ruido
En las grandes ciudades se habla de “contaminación acústica”: nos exponemos a un exceso de ruido que, en algunas ocasiones, es demasiado intenso. En el caso de los jóvenes hay que añadir que viven “enganchados” a un dispositivo móvil reproductor de música. Gracias a que estos aparatos cada vez son más pequeños, y a que los teléfonos móviles también prestan esta función, pocos son los jóvenes –y no tan jóvenes– a los que no se les ve con los auriculares en el metro, en el autobús, andando por la calle, en el gimnasio, mientras corren... incluso en el trabajo se los ponen para concentrarse mejor, a lo que hay que sumarle que, además, suelen escuchar música a niveles más altos de los recomendados, que son 65 decibelios de día y 30 decibelios de noche.
Otras consecuencias
La Organización Mundial de la Salud calcula que cada año en Europa se pierden 587.000 años de vida (ajustados por discapacidad) debido solamente a las molestias del ruido, a lo que hay que sumar los que se pierden debido a los trastornos de sueño y a las cardiopatías isquémicas que el “barullo” provoca. Y es que, junto a los problemas auditivos, exponerse a altos niveles de ruido puede ser el origen de:
- Estrés crónico y ansiedad.
- Problemas cardiovasculares.
- Dificultados en el aprendizaje en niños, y falta de memoria en los adultos, que aumenta con la edad.
- Alteraciones del sistema inmunológico.
Gana “años auditivos”...
- Limitando el volumen del reproductor y haciendo descansos para no sobrepasar ocho horas de uso continuo.
- Evitando el uso de auriculares de “botón”, porque al colocarse en el pabellón auditivo, el sonido no sale al exterior y rebota con intensidad en la membrada del oído.
- No compensando el ruido alto del ambiente externo (metro, autobús, coche) subiendo el volumen del reproductor.
- Utilizando protectores auditivos especiales en situaciones y ambientes muy ruidosos.
Aunque “no tengas edad”, si notas que tienes problemas de audición, no dudes en acudir al otorrinolaringólogo para que te haga una prueba de audición. Es la mejor medida para no seguir restando años a tus oídos.