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Cuatro millones de españoles padece, sin saberlo, problemas en sus riñones, en mayor o menor grado. Cuando la enfermedad evoluciona puede trasformarse en crónica y se corre el riesgo de que el daño acumulado en el riñón sea irreversible, por lo que “el sistema de limpieza del organismo” deja de funcionar. Si los riñones no limpian lo necesario, es entonces cuando se puede necesitar un tratamiento sustitutivo de la insuficiencia renal. Hemodiálisis o la diálisis peritoneal.
- La diálisis peritoneal: es una técnica de sustitución de la función renal por la que las personas que lo necesitan se introducen unas bolsas de líquido en la tripa, que realizan la eliminación de desechos y sustancias tóxicas. En muchas ocasiones, estos intercambios, que se deben realizar cuatro veces al día, pero pueden ser sustituidos por un intercambio nocturno, gracias a la ayuda de un aparato llamado “ciclad”.
- La hemodiálisis es la técnica de limpieza de la sangre que se realiza durante cuatro horas, tres veces por semana, en un centro de diálisis al que es necesario acudir. La diálisis no duele. Únicamente puede ser molesta la punción (de la fístula arteriovenosa), necesaria al inicio de la sesión para introducir las agujas que servirán para enviar sangre a través de la línea arterial hacia el riñón artificial. Desde hace unas décadas existe una modalidad de diálisis domiciliaria, es decir que puedes realizártela en tu casa.
Recuerda que debes ponerte tus propios límites y hacer todo lo que seas capaz.
¿Condenados? ¡Nada de eso!
Cuando llega la enfermedad crónica real suelen llegar los cambios psicológicos, sociales, de estilo de vida. Estos cambios no solo afectan al que padece la dolencia, sino que también le afecta a la familia, a su entorno más inmediato. Es por esto que, la palabra diálisis, puede sonar a condena, ya que puede requerir visitas al médico tres o cuatro veces por semana. Suena a no volver a tener una vida normal. Pero, ¿es cierto? ¡No!
- Un cambio, sí. Supone necesariamente un cambio muy importante, ya que -en el caso del riñón artificial-, es necesario disponer de cuatro horas, tres veces por semana, si se realiza en un centro, a lo que hay que añadir el desplazamiento. En el caso de la diálisis peritoneal, deben realizarse tres o cuatro intercambios al día, o un intercambio nocturno con la máquina cicladora, al que generalmente se le añade otro a la hora de comer. Por consiguiente, son limitaciones considerables que hacen que la vida cambie de forma importante. No obstante, una correcta organización y adecuación de este tratamiento permiten en muchos pacientes puedan realizar una vida normal. No olvides que la diálisis es un tratamiento que representa “una segunda oportunidad” y que un mejor afrontamiento de la enfermedad y su tratamiento produce una mejor progresión en la patología. El estado emocionales muy importante y para ello es fundamental conocer a personas en su misma situación que siguen con su vida.
- Deporte, ¡sí! Las personas con problemas renales sí que pueden hacer deporte. Hay personas que intervienen en grandes competiciones, pero esto depende del estado general del paciente y de su conducta y compromiso con su tratamiento. Hay ciertos controles que hay que llevar a cabo, pero ¡se puede! De hecho, es muy saludable que las personas con problemas renales realicen alguna actividad física, por ejemplo, caminar.
- ¿Quién dijo que no te puedes ir de vacaciones? Es falso. Puede que no te puedas ir al Caribe, pero no por problemas renales, sino por problemas de bolsillo. Fuera de bromas, en la actualidad, existen muchos casos en los que las personas pueden desplazarse a otro lugar, previa reserva de puesto de diálisis en el centro más cercano. Los que reciben diálisis peritoneal pueden realizar perfectamente unas vacaciones en algún lugar al que se les pueda enviar los elementos necesarios para practicar la diálisis.
- Puedes seguir trabajando: La inmensa mayoría de personas que reciben hemodiálisis o diálisis peritoneal pueden seguir trabajando o estudiando. Naturalmente, estarán limitadas por la edad y las condiciones de la enfermedad original, que ha producido la insuficiencia renal.
- Un gran apoyo: Existen asociaciones (ALCER), en las que puedes recibir ayuda. Compartir experiencias con otras personas que conviven con tus mismos problemas.
La Sociedad Española de Diabetes (SED) ha señalado que el 40 por ciento de las Personas con diabetes desarrolla daños renales.
Síntomas de enfermedad renal
- Necesidad de orinar con más o menos frecuencia.
- Orina espumosa, debido a que la sangre tiene demasiada proteína.
- Orina de color rosado u oscuro, debido a la presencia de sangre en la orina.
- Cansancio físico y mental.
- Manos o pies hinchados.
- Piel de color más oscura.
- Calambres musculares
Es importante recordar que algunas personas, particularmente aquellas en las primeras etapas de la enfermedad renal, no tienen síntomas perceptibles.
7 normas para unos riñones sanos
- Reducir o eliminar el consumo de sal y alimentos que la contienen en exceso (embutidos, salazones, conservas…). Limitar también las grasas de origen animal.
- Mantenerse en un peso saludable.
- Beber al menos un litro y medio de agua al día.
- Mantener en niveles adecuados de tensión arterial y glucosa.
- Hacer ejercicio físico habitualmente.
- No automedicarse.
- Dejar de fumar.
Las personas que ya padecen algún grado de enfermedad renal deben seguir pautas personalizadas de alimentación, ingesta de líquido, ejercicio físico y otros factores. Por ejemplo, es posible que tengan que limitar de una forma más estricta que una persona sana su consumo de proteínas, colesterol, sodio y potasio.