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Hablamos de los ácaros, unos arácnidos de diminuto tamaño que se cuentan por miles en cada pizca de polvo doméstico y que se reproducen en mayor cantidad en los meses más cálidos del año.
En España hay regiones en las que los ácaros son más abundantes, como la cornisa Cantábrica, Galicia o Canarias, donde este tipo de alergia puede afectar a aproximadamente un 30% de la población. En pacientes asmáticos esta prevalencia puede llegar a ser del 90%.
Molestias “caseras”
La alergia a los ácaros suele producir rinoconjuntivitis y en muchos casos, asma. Estas molestias aparecen principalmente en el interior de las viviendas, normalmente en el dormitorio o en la cama.
Con algunas medidas sencillas podemos acabar con una buena cantidad de ácaros:
- Cambia de colchón y de almohada si estos tienen más de diez años. Ponles fundas antiácaros.
- Lava cada semana en agua caliente toda la ropa de cama (incluidas las mantas y edredones) y los muñecos de peluche de los niños, especialmente si duermen con ellos.
- Retira de los dormitorios las alfombras y todos los objetos que acumulen polvo.
- Haz una limpieza periódica de sofás, moquetas y cortinas.
- Aparta los muebles y aspira la suciedad acumulada debajo de ellos.
- Repara las humedades que haya en paredes y techos.
- Airea todas las estancias de la casa durante diez minutos todos los días.
- No duermas ni te acuestes en muebles tapizados.
- Elimina el polvo de todas las superficies tan a menudo como sea posible.
Los ácaros son diminutos arácnidos que conviven con nosotros y pueden producirnos alergia.
Recuerda
Existen factores que aumentan los síntomas:
- El humo de tabaco.
- Los productos en spray (desodorantes, ambientadores, limpiadores…).
- Pinturas.
Todas estas sustancias irritan las mucosas de las personas alérgicas a los ácaros, lo cual provoca que sus síntomas sean más agresivos.