SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
Sigues una dieta estricta, sin saltarte una coma, y no pierdes ni un gramo? Ese es tu error. A veces practicamos pautas dietéticas excesivamente severas con nosotros y con nuestro cuerpo, que se ve sometido a un estrés nutricional del que se protege con todos sus mecanismos: ahorrar energía, con lo que no quemamos calorías, y acumular todo lo que ingerimos para poder hacer frente a la penuria alimentaria a la que le obligamos a funcionar. ¿El resultado? Nos falta energía, engordamos, nos volvemos irritables (nuestro cortisol, la hormona del estrés, sube por las nubes como en cualquier situación defensiva)... ¿Cuáles son los errores más desconocidos que impiden adelgazar? Aquí te los contamos. Si te reconoces en alguno cambia tus hábitos y conseguirás reconducir tu dieta y tu alimentación.
Solo comes 'light'
Aunque contengan menos calorías que los naturales, también tienen.
Efectivamente los productos dietéticos engordan menos que los naturales, pero si por este motivo tomamos más acabamos por ingerir las mismas o más calorías. ¿Cómo hay que actuar? Hay que tomarlos en la misma proporción que los normales.
Te saltas comidas
La regla de oro es hacer siempre 5 comidas.
¿Eres de las que sale de casa sin apenas desayunar, no tomas nada hasta las tres y entonces comes solo lechuga? Este mal hábito tiene efecto rebote porque si no tomas algo que te dé energía llegas cansada a casa. Entonces a la hora de cenar ingerimos lo primero que pillamos o lo que nos apetece, saciando el hambre de todo el día. Lo mejor es hacer cinco comidas equilibradas: no solo evitarás un atracón nocturno, sino que mantendrás activo tu cuerpo (quemando calorías) todo el día.
Bebes poca agua
Desterrar el mito de que beber agua en las comidas engorda.
El agua no tiene calorías, su coste energético es cero. Además, mantenerse hidratado todo el día es fundamental para conservar el equilibrio hídrico y para que el cuerpo pueda realizar sus diferentes funciones de forma correcta, además de eliminar toxinas. En las comidas beber agua facilita la digestión y arrastra las toxinas, depurando el organismo. Hay que beber unos dos litros al día.
Te faltan nutrientes
Seguir de forma continuada dietas hipocalóricas pone en alerta al organismo, ya que éste deja de quemar.
Comer poco durante mucho tiempo no adelgaza; llega un momento en el que el cuerpo se acostumbra a vivir con lo básico y no quema (ralentiza su funcionamiento) para no gastar. ¿Qué provoca? Que si un día comemos más, aunque no sea en exceso, 'aprovecha' la ocasión para llenar sus reservas agotadas (guardará todo lo que pueda para seguir manteniéndose en esa hambruna a la que le hemos acostumbrado). Hay que comer bien y todo lo necesario.
Solo desayunas café
La primera comida del día "despierta" al organismo.
Como hemos pasado toda la noche sin consumir nada al levantarnos nuestro organismo debe recibir el aviso de que estamos en marcha y de que le 'necesitamos'. Esa señal es la comida. Si no desayunamos bien, no solo no quemamos calorías, sino que estaremos cansados, de mal humor, faltos de creatividad, de reflejos y, si seguimos una dieta, tendremos menos capacidad de resistencia psíquica, y nos la saltaremos en cuanto podamos.
No descansas
Dormir poco aumenta la ansiedad por comer.
Diversos estudios neurocientíficos concluyen que el lóbulo frontal, que controla el comportamiento y toma decisiones, entre ellas la de seleccionar la comida, funciona peor cuando no dormimos bien: tendemos a escoger lo menos sano, lo que consideramos más gratificante.
Tienes más de 45 años
El organismo no responde igual a los 20 que a los 50.
A partir de los 45 años el metabolismo se ralentiza y quemamos menos calorías. Es probable que, incluso comiendo lo mismo y la misma cantidad, se ganen unos kilos, que se acumulan, sobre todo, en el abdomen, debido a que los estrógenos comienzan a descender. Hay que reducir el tamaño de los platos y aumentar el ejercicio físico diario.
Renuncias a la fruta
Es una de las mejores fuentes para obtener energía y fibra. Muchas dietas actuales suprimen la fruta por su riqueza en fructosa. Sin embargo, la fructosa es un buen recurso para obtener energía extra al instante. La fruta no tiene grasa, con lo que no la acumulas, y es rica en fibra.