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¿Esto será malo o bueno para mí??
Generalmente, ningún alimento es perjudicial ni engorda más o menos por sí mismo. El efecto que tenga en nuestro organismo depende de factores como el metabolismo o el gasto de energía que hagamos.
Los alimentos “light” adelgazan
La realidad es que estos productos aportan menos cantidad de calorías que sus equivalentes normales tomando la misma cantidad, por lo que su contenido energético es menor. Pero eso no significa que sirvan para adelgazar, ya que para perder peso es necesario gastar más energía de la que se consume en forma de calorías.
Los productos integrales tienen menos calorías
Otra gran falsedad. Lo normal es que los productos integrales contengan cantidades similares de calorías a los no integrales. El pan integral y el blanco, por ejemplo, aportan las mismas calorías. Sin embargo, los productos integrales aportan una interesante ventaja a la hora de perder peso: su alto contenido en fibra ayuda a evitar el estreñimiento y tiene efecto saciante.
Tomar fruta de postre engorda
Ningún alimento engorda porque se tome en un determinado orden, sino porque el valor calórico de los productos ingeridos supere las necesidades de la persona.
En cambio, la fruta sí puede ayudar a controlar los kilos de más: tómala antes de comer o cenar y comprobarás cómo, por la sensación de saciedad que produce su alto contenido en fibra, tu cuerpo te pide comer menos cantidad de comida cuando te sientes a la mesa.
Beber agua da tripa
El agua no aporta ninguna caloría; por tanto, ni engorda ni adelgaza. Por eso, beber agua antes, durante o después de las comidas no produce obesidad abdominal. Eso sí, si una persona ingiere grandes cantidades de líquido con los alimentos, se puede sentir hinchada hasta que termine la digestión, que será más lenta por la mayor disolución de los jugos gástricos.
Lo mejor para adelgazar: Saltarse comidas
Los expertos en nutrición recomiendan comer cinco veces al día: desayuno, tentempié de mediodía, comida, merienda y cena. Saltarse alguna de estas comidas o hacer sólo las que consideramos más fuertes (la comida y la cena) perjudica a nuestro organismo: no ayuda al control de peso, sino que contribuye a incrementar el riesgo de obesidad. Por ejemplo, cuando no desayunamos tendemos a picar entre horas.
Dos prejuicios que no son del todo ciertos...
- La leche y la naranja nunca se deben tomar juntas, porque la leche “se corta” en el estómago. Cuando alcanza el estómago, la leche siempre se coagula (“se corta”) por efecto de los ácidos gástricos. Esto es imprescindible para que el sistema digestivo pueda digerirla. Que se tome naranja al mismo tiempo no tiene ningún efecto perjudicial.
- Las verduras crudas son más nutritivas que las cocidas. Esto es cierto en el caso de algunas verduras, pero en el de las zanahorias y los tomates, por ejemplo, no lo es. Éstos, cuando se cocinan, liberan carotenoides y licopenos, sustancias que son más fácilmente absorbidas por el organismo de esta manera que en crudo. Sean cocinadas o crudas, lo importante es tomar al menos dos raciones de verduras al día, y otras tres de frutas.
Al pan pan… “verdades” nada verdaderas
- "El pan engorda": Esta idea es falsa, porque el pan es un alimento de moderado valor calórico y, además, es pobre en grasas. Los especialistas en nutrición recomiendan un consumo diario de entre 200 y 250 gramos de pan. Sin embargo, y aunque nueve de cada diez españoles comen pan de forma habitual, más de la mitad cree que engorda, por lo que consume una cantidad menor de la recomendada. Este bajo consumo está especialmente arraigado en las mujeres: ocho de cada diez toman menos de 125 gramos de pan al día.
- "La miga tiene más calorías que la corteza": Otra falsa leyenda. Hay que darse cuenta de que ambas partes son el mismo producto, sólo que la corteza, se deshidrata cuando el pan se hornea, mientras que la miga mantiene más agua, de ahí que presente un aspecto esponjoso. Por eso, en igualdad de peso, la corteza tiene incluso más calorías que la miga (100 gramos de pan tostado contienen unas 350 kilocalorías).
- "El pan de molde es menos sano que el pan blanco fresco". Esto no es cierto del todo. El pan de molde contiene más grasa y más azúcares que el pan normal “de panadería”, pero en una dieta equilibrada no hay problema en alternarlos en cantidades moderadas.
Infórmate bien y no te dejes llevar por ideas preconcebidas.