SABER VIVIR COMUNICACIÓN, S.L.
Muchas familias españolas desayunan, comen o cenan sin un horario establecido y sin ningún orden: mamá en la cocina mientras habla por teléfono; papá en el cuarto del ordenador, al tiempo que navega por Internet, y los niños en el salón, frente a la televisión.
Cada uno a una hora distinta y cada cual come lo que le apetece en cada momento. Es normal que los más pequeños “se aprovechen” de este pequeño caos: no paran quietos, discuten, se manchan, no se acaban el plato… y hacen que las comidas en casa sean un quebradero de cabeza para los padres, hermanos mayores y abuelos.
Parece que la sana costumbre de sentarse todos a la mesa y compartir unos minutos de traquilidad comentando lo que hemos hecho durante el día ha ido dando paso a otros hábitos más desordenados de origen anglosajón.
¿Cenamos juntos?
Es cierto que, hoy en día, en muchos hogares es complicado que todos los miembros de la familia coincidan a diario a la hora de comer, pero sí es más fácil estar todos juntos, al menos, en la cena. Los niños tienen que ver la hora de la comida como un momento familiar agradable en el que mamá y papá se sientan en la mesa junto a ellos, sin prisas, y disfrutando del menú, pero con unas normas básicas de comportamiento.
Compartir estos momentos sentados a la mesa es especialmente importante para los niños, puesto que su principal fuente de aprendizaje somos los adultos, y conviene inculcarles desde la edad más temprana posible desde muy pequeños unos buenos modales respecto a las comidas.
- Higiene: Antes de comer, siempre hay que lavarse las manos. Y al terminar si las tenemos sucias, también.
- Saber estar: No permitáis a los niños que hagan lo que quieran con tal de que coman. Todos los comensales debemos sentarnos correctamente en la silla, arrimados a la mesa. No se puede juguetear con la comida ni tirarla. No hay que jugar ni hacer ruido con los vasos, cubiertos o platos, ni utilizarlos para otra cosa que no sea comer. No hay que llenarse la boca con mucha comida. No se debe hablar con la boca llena ni hacer ruido al masticar. ¡Y nada de ver la tele!
- “Por favor” y “gracias”: ¡Las cosas no se exigen ni se ordenan! Usad siempre esas “palabras mágicas” en la mesa y fuera de ella.
- Responsabilidad: Todos podemos colaborar para poner y quitar la mesa. Haz que participen también los más pequeños.