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Aprovechar la riqueza vitamínica de los melones en verano es una buena forma de hidratar tu organismo, de endulzarte y, lo que es más importante, de reforzar tus defensas de cara al invierno. Porque el melón es agua en un 90 por ciento.
En verano, la piel sufre por el exceso de la radiación solar y la falta de humedad, pero los melones, ricos en betacarotenos, ayudan a conservar la piel hidratada y en buen estado, previenen las manchas cutáneas, ayudan a tener el cabello cuidado y te protegen del sol.
A pesar de su dulzura, el melón es una fruta a tener en cuenta por los diabéticos, ya que es una de las que menos azúcar contiene, y es un alimento muy ligero: solo aporta de 20 a 30 kilocalorías por cada cien gramos, así que no debe excluirse de las dietas de adelgazamiento.
Energía duradera
Una raja de melón a media mañana o media tarde ayuda a mitigar el hambre hasta la siguiente comida. Dar a los niños un trozo de melón en la merienda es una manera de revitalizarles, hidratarles y eliminar el antojo de dulces. Las calorías de sus hidratos de carbono proporcionan energía más duradera y saludable que las grasas y los azúcares. Además, el melón contiene potasio, un buen aliado para eliminar líquidos. Precisamente, sus propiedades diuréticas benefician a enfermos de reumatismo, gota y patologías renales.
Por su concentración de vitaminas A y C, es un poderoso antioxidante que ayuda a prevenir el cáncer. Así mismo, su contenido en adenosina nos ayuda a evitar la formación de trombos y coágulos en la sangre, por lo que resulta beneficioso para personas con problemas circulatorios. El melón posee, además, mucha celulosa, lo que facilita el tránsito intestinal y evita el estreñimiento. Solo a algunas personas con problemas estomacales los melones les resultan indigestos, por lo que en esos casos conviene moderar su consumo y evitar tomarlos en la cena.
Potasio y vitamina C
Cien gramos de melón aportan la mitad de la vitamina C diaria recomendada y son un buen aporte de folato, una vitamina imprescindible para niños y embarazadas pues produce y mantiene las células nuevas.
Medio melón de la variedad Cantalupo aporta el 24 por ciento de la cantidad de potasio diario recomendado.
Solo nutrientes saludables
- Vitamina A. El melón es rico en betacarotenos que, una vez digeridos, se transforman en vitamina A, uno de los mejores antioxidantes naturales. Las variedades de carne anaranjada, como los de Cantalupo, poseen más cantidad de estos flavonoides que reparan los tejidos del organismo, protegen la vista, fortalecen el sistema inmunitario, desintoxican el organismo y contribuyen a formar células sanguíneas.
- Vitamina B6. La piridoxina permite al organismo aprovechar los nutrientes y regula el sistema nervioso. Una falta de esta vitamina puede provocar nerviosismo, problemas de sueño, dificultad de aprendizaje y debilidad muscular.
- Vitamina B3. Sin la niacina, el organismo no produciría la energía que necesita. Esta vitamina ayuda a mantener bajos los niveles de colesterol, protege el aparato digestivo y conserva la piel en buen estado.
- Vitamina C. Contribuye a la formar colágeno necesario para que cicatricen las heridas y se regeneren los tejidos. Este potente antioxidante facilita la absorción del hierro de los alimentos, mejora la vista, previene la arteriosclerosis y el colesterol, y aleja la depresión.
- Vitamina E. Tiene también un importante efecto antioxidante y ayuda a prevenir la aparición del cáncer, problemas cardiovasculares y otras enfermedades degenerativas.
- Minerales. El melón es rico en hierro, que ayuda a evitar y combatir anemias, y manganeso, imprescindible para la formación de los huesos, la protección del sistema nervioso y el aprovechamiento de los nutrientes de los alimentos. Además, contiene potasio, que ayuda a contrarrestar los altos niveles de socio y eliminar líquidos y toxinas.