En la vuelta al cole ¡Puesta a punto!

El final de las vacaciones es un buen momento para revisar ciertos aspectos de la salud del niño y tomar medidas para prevenir posibles problemas que pueden surgir durante el curso.


Para muchos es una época odiada y para otros la más deseada, pero sea cual sea el caso, lo cierto es que la vuelta al cole es una etapa que marca el desarrollo de los niños. Porque, en edad escolar, con el transcurso de los meses cambia mucho la constitución física de los pequeños, así como sus necesidades, aspectos que se deben tener en cuenta para que su desarrollo sea el adecuado.

Espalda: "Curso nuevo, más libros"

El paso de curso viene marcado por el estreno de material escolar, nuevos libros, cuadernos en blanco, diferentes tipos de lápices y bolígrafos... Las necesidades  aumentan en cada curso y, aunque es un cambio motivador para el niño, todo este material puede ser perjudicial para su espalda. Diferentes estudios revelan que antes de los 15 años, el 51% de los chicos y casi el 70% de las chicas ya han tenido algún dolor de espalda. Este problema suele empezar a detectarse a partir de los diez años, y si no se pone remedio, los dolores pueden derivar en escoliosis, cifosis, artrosis precoz e incluso dolor crónico en edad adulta. Para evitarlo, hay que seguir medidas preventivas, sobre todo en el uso de la mochila escolar. Los especialistas recomiendan:

  • Intentar que lleven el menor peso posible en su interior, dejando en casa lo que no vayan a utilizar.
  • El peso de la mochila no debe superar el 10% del peso corporal del escolar.
  • Debe tener refuerzos acolchados en la espaldera, y tirantes anchos y regulables.
  • Colocarla relativamente baja, sobre la zona lumbar, con los tirantes ajustados para llevarla pegada al cuerpo, sin causar dolor o molestia.
  • Si lo lleva, ajustar cinturón para que vaya sujeta y no se mueva.
  • Si habitualmente el niño lleva mucho peso, puede usar una mochila con ruedas y tirador regulable para adaptarlo a su altura.

Pies: "Toca renovar los zapatos"

Atrás quedan las sandalias y chanclas del verano. Los niños deben volver a ponerse el calzado del colegio y, ¡sorpresa!, les queda pequeño. En la mayoría de los casos es una faena, porque seguramente el zapato esté nuevo, pero se debe cambiar porque llevarlo pequeño conlleva que el niño pise mal, dando lugar a retracciones musculares. Tampoco hay que caer en el error de comprarle una talla más grande de la suya para que le dure más tiempo, porque su uso puede provocar deformaciones y lesiones.

Normas para sus zapatos nuevos:

  • Debe estar diseñado con materiales flexibles y transpirables.
  • El interior no debe tener costuras o bordes, para evitar rozaduras.
  • Se debe poder ajustar con cordones o velcro.
  • La suela debe tener el grosor suficiente para que amortigüe los impactos.
  • La parte trasera se tiene que ajustar al talón.
  • El talón y la puntera tienen que estar reforzados.


Aunque para ellos sean sus preferidos, no es recomendable que usen como el calzado deportivo a diario, porque suele generar un exceso de sudoración y, como consecuencia, originar hongos o papilomas, así como problemas en el desarrollo de los pies. Este tipo de calzado está diseñado para hacer ejercicio, por lo que debe usarse solo durante la práctica deportiva.

Los zapatos nuevos pueden hacerles rozaduras que originen una mala pisada. Asegúrate de que no les hacen daño.

Ojos: "Ver bien para aprender mejor"

Que tenga dificultades para leer, poca atención en clase o falta de motivación son señales que, junto a otros problemas más evidentes como el dolor de cabeza o la visión borrosa, nos pueden estar indicando que el niño no ve bien. Se ha demostrado que un 80% del fracaso escolar se debe a problemas visuales. Para evitarlo es importante que al pequeño se le realice una revisión al menos una vez al año. El óptico-optometrista comprobará la capacidad de acomodar de su ojo y de fijar la mirada, su coordinación de ambos ojos y su percepción visual. En el caso de que sea necesario, se prescribirá una solución óptica y/o un programa de entrenamiento visual.

Dientes: "Tras los helados, ¡cero caries!"

Como consecuencia de los cambios de horarios durante las vacaciones, el niño suele perder su hábito de higiene dental, a lo que hay que sumar que comen más alimentos con azúcar, como helados, chucherías o refrescos, dos hechos que pueden originar caries u otros problemas en su boca. Este también es un buen momento para llevarle al dentista para que le haga un revisión completo. Recuerda que aunque tu hijo aún tenga dientes de leche, estos también se deben cuidar, porque la aparición de caries en ellos suele originar problemas en la segunda dentición. 

Si ya tiene la dentadura definitiva, el dentista comprobará la colocación de las piezas, la mordida y valorará si es necesario ponerle ortodoncia.

Más fuertes gracias al deporte

Además de usar la mochila adecuada y con el peso apropiado para el niño, es importante que fortalezcan su musculatura realizando algún deporte. Siempre se señala como el más beneficioso para la espalda la natación, pero los médicos indican que, a edades tempranas, cualquier actividad física es buena para el pequeño. Así que ahora que empieza el curso, es buen momento para apuntarle a alguna actividad extraescolar dos o tres horas a la semana.

 

 

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