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Son un gran equipo. Justo, en ambas edades, es cuando más se requiere seguridad y afecto. Y no nos referimos solo al niño. Los niños revitalizan y rejuvenecen a sus abuelos haciéndolos más activos y felices porque vuelven a sentirse necesarios, cuando no imprescindibles. Pero, también a la inversa hay grandes beneficios.
Esos gigantes protectores
Los abuelos son vistos por los niños como gigantes protectores que les confieren un cariño distinto al de los padres, en muchas ocasiones son confidentes. Además, disponen de algo que los padres en muchas ocasiones no pueden darles: tiempo. Y es que con frecuencia, los abuelos compensan esa falta de tiempo, las exigencias y la disciplina de los padres.
Ventajas
- Para las personas mayores supone un claro beneficio a nivel mental (puede evitarles depresión y ansiedad y les ayuda a mantener la mente bien activa, por lo que se retrasa el deterioro cognitivo). Además, se dan cuenta de que pueden intercambiar conocimientos y experiencias con los nietos; son transmisores de su pasado y de la cultura popular a veces olvidada o desconocida por los pequeños. Pero, también es fundamental el sentirse aceptados, considerarse útiles. Ganan en seguridad en sí mismos, algo que con la edad puede perderse.
- Los nietos, está demostrado que mejoran su rendimiento en el colegio y fortalecen su autoestima. En cuanto a su actitud hacia las personas mayores, al relacionarse con ellos se forman una idea más positiva, sin estereotipos, y respetan más a los adultos en general. Reducen las conductas antisociales, fortalecen las relaciones con la familia y con los compañeros y amigos más cercanos, limitan las conductas de riesgo para la salud y participan más en actividades físicas. Reconocen valores como el respeto, la amistad, la tolerancia, la paciencia o la generosidad. Por otro lado, observan sentimientos y situaciones de soledad, aislamiento o enfermedad, y conocen parte de su historia local y familiar más reciente.
Todos estos grandes beneficios, sin embargo, no han de traducirse en que los pequeños deben ser cuidados exclusivamente por sus abuelos; no debe ser una obligación para los abuelos.
La jubilación no puede ser sustituida por esa obligación diaria de cuidar a los nietos, una forma de explotación de los jubilados. Se trata, más bien, de un acuerdo libre que permita que los abuelos contribuyan a la crianza de sus nietos.
Un problema actual
En nuestro país hemos pasado de mantener o cuidar a nuestros mayores -y proteger a quienes los cuidaban- a que sean nuestros mayores los que vuelvan a llevar el peso familiar. El número de hogares españoles con todos sus miembros en paro y que sobrevivien gracias a la pensión de un jubilado (la media es de 800 euros) asciende a 300.000 personas; más del triple si lo comparamos con datos del 2008.
Decálogo del abuelo canguro
La Sociedad española de geriatría (SEGG) recomienda a los abuelos:
- Haz lo que puedas y no te sobrecargues de labores. Cuidar de los nietos debe ser una actividad placentera, nunca una carga o una labor que nos supere.
- Aprende a decir “No”. Ante tareas en las que no te veas capaz, o si tienes otros planes o compromisos, no tengas miedo de decir a tus hijos que “hoy no podrás cuidar de tu nieto”.
- No descuides tu salud. Conoce dónde están tus límites y no te olvides de tus revisiones médicas.
- Ante cualquier problema o si la situación se te va de las manos, háblalo con tu hijo/a. Lo mejor será establecer unas reglas básicas y que siempre haya una comunicación fluida entre ambos.
- Resérvate tu propio espacio y tiempo. Sigue practicando las actividades que tanto te gustan y disfruta de tus ratos de ocio.
- Mantente en buena forma física, haz ejercicio, sigue una dieta adecuada y estimula tu mente.
- No te sientas culpable si no eres capaz de realizar las tareas como las antes. Debes pensar que ya no tienes ni la agilidad, ni los años que cuando tu tenías hijos y es lógico que las cosas no te salgan igual de bien o incluso que no puedas desempeñar alguna tarea, no te culpes por ello.
- Intenta realizar actividades con tu nieto que se adecuen a ti y que os reconforten a los dos. Debes pensar también en ti a la hora de planificar actividades, por ejemplo, llevar a tu nieto a un parque de atracciones puede ser demasiado inadecuado y estresante para ti, pero en cambio un paseo por el parque o unos juegos de mesa pueden resultar estupendos para pasar una tarde.
- Pon límites. Estar con el abuelo no significa que el nieto “haga lo que le dé la gana”. Establece una serie de normas que tu nieto debe cumplir cuando esté contigo.
- Disfruta de tu nieto y de los momentos compartidos con él. Intenta ver el lado positivo.
“El juguete más sencillo, aquel que hasta el niño más pequeño puede manejar, se llama abuelo”. (Levenson)